Transcurridos los cien primeros días del gobierno de Mariano Rajoy, todos los ciudadanos, también aquellos que esta vez votaron PP, se habrán dado cuenta de que el PP maneja las tijeras con una determinación con la que nadie, seducido por el discurso populista del PP, había contado. Es cierto que la crisis que nos agobia exige mano dura, y ésta también la habría tenido el PSOE en el caso de haber sido reelegido, pero los socialistas habrían tenido que hacer imposibles equilibrios en sus recortes.
No cabe duda de que el PP está más cerca de los ricos que de los pobres, por mucho que se empeñen en demostrar lo contrario en el Congreso o en sus mítines. Pero también no cabe duda de que el PP, todavía sin éxito, espera un gesto solidario de los ultramillonarios españoles, cuyas fortunas están a buen recaudo en los paraísos fiscales. Hasta ahora no se conoce la respuesta de nuestros ricos del euro a la promesa de una amnistía fiscal en el caso de que aflore ese capital.
No se trata de expropiar ahora a los millonarios nacionales. Es sólo el ruego de que contribuyan solidariamente a la solución de un problema que aplasta a las clases más débiles y que puede dar al traste con la economía de un país, como España, que merece sacrificios de todos los españoles, también, y en primer lugar, de los multimillonarios.
No cabe duda de que el PP está más cerca de los ricos que de los pobres, por mucho que se empeñen en demostrar lo contrario en el Congreso o en sus mítines. Pero también no cabe duda de que el PP, todavía sin éxito, espera un gesto solidario de los ultramillonarios españoles, cuyas fortunas están a buen recaudo en los paraísos fiscales. Hasta ahora no se conoce la respuesta de nuestros ricos del euro a la promesa de una amnistía fiscal en el caso de que aflore ese capital.
No se trata de expropiar ahora a los millonarios nacionales. Es sólo el ruego de que contribuyan solidariamente a la solución de un problema que aplasta a las clases más débiles y que puede dar al traste con la economía de un país, como España, que merece sacrificios de todos los españoles, también, y en primer lugar, de los multimillonarios.
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