Ayer nos dejó uno de los dibujantes satíricos más relevantes de nuestro país: Antonio Mingote. Este ilustrador, académico de la lengua y marqués de Daroca (desde 2011), falleció a la edad de 93 años. Deja huérfanos a muchos españoles, entre los que yo me cuento, a quienes fascinaban sus viñetas.
El diario ABC, al que estaba vinculado desde 1953, le dedicó ayer muy justificadamente un especial para agradecer post mortem sus servicios a este gran profesional que sabía manejar plumilla y pinceles como nadie en el complejo mundo del dibujo crítico.
Álvaro de la Iglesia, director y cofundador de la mítica publicación humorística de la posguerra “La Codorniz” (“la revista más audaz para el lector más inteligente), le brindó su primera oportunidad de trabajo, que él supo aprovechar como pocos. En “La Codorniz”, en épocas muy difíciles para periodistas o dibujantes críticos, cuando lo normal era esconder la cabeza debajo del ala, Mingote luchó valientemente junto a sus compañeros de viaje y se jugó el pan y algo más, burlando con sus ilustraciones la censura franquista.
A Mingote tenemos que agradecer el legado de dibujos publicados desde el año 1946 (en total unos 23.000 desde la aparición del primero a la temprana edad de 13 años en una revista infantil) hasta un día antes de su muerte. Su testimonio sobre el paso de España de la dictadura a la Transición es único en su género.
No les voy a cansar con la enumeración de las innumerables ilustraciones que realizó ni de los incontables premios que recibió muy merecidamente a lo largo de su prolongada carrera. Lo que más cuenta es el cariño que le profesaban sus seguidores. Sin embargo, me gustaría destacar aquí las simpáticas y muy logradas ilustraciones de El Quijote que Mingote realizó en 2005 con motivo del cuarto centenario de la publicación de la obra de Miguel de Cervantes. Fruto de más de dos años de trabajo, el diario ABC publicó una colección muy cuidada y a un precio muy módico para sus lectores, entre los que yo me cuento de manera ocasional.
Anciano de edad, pero joven de espíritu, desde aquí, querido amigo Mingote, te deseamos que descanses en paz, estés donde estés. Echaremos mucho de menos tu especial sentido del humor, a veces tierno, a veces caustico, pero siempre inteligente.
Margarita Rey
El diario ABC, al que estaba vinculado desde 1953, le dedicó ayer muy justificadamente un especial para agradecer post mortem sus servicios a este gran profesional que sabía manejar plumilla y pinceles como nadie en el complejo mundo del dibujo crítico.
Álvaro de la Iglesia, director y cofundador de la mítica publicación humorística de la posguerra “La Codorniz” (“la revista más audaz para el lector más inteligente), le brindó su primera oportunidad de trabajo, que él supo aprovechar como pocos. En “La Codorniz”, en épocas muy difíciles para periodistas o dibujantes críticos, cuando lo normal era esconder la cabeza debajo del ala, Mingote luchó valientemente junto a sus compañeros de viaje y se jugó el pan y algo más, burlando con sus ilustraciones la censura franquista.
A Mingote tenemos que agradecer el legado de dibujos publicados desde el año 1946 (en total unos 23.000 desde la aparición del primero a la temprana edad de 13 años en una revista infantil) hasta un día antes de su muerte. Su testimonio sobre el paso de España de la dictadura a la Transición es único en su género.
No les voy a cansar con la enumeración de las innumerables ilustraciones que realizó ni de los incontables premios que recibió muy merecidamente a lo largo de su prolongada carrera. Lo que más cuenta es el cariño que le profesaban sus seguidores. Sin embargo, me gustaría destacar aquí las simpáticas y muy logradas ilustraciones de El Quijote que Mingote realizó en 2005 con motivo del cuarto centenario de la publicación de la obra de Miguel de Cervantes. Fruto de más de dos años de trabajo, el diario ABC publicó una colección muy cuidada y a un precio muy módico para sus lectores, entre los que yo me cuento de manera ocasional.
Anciano de edad, pero joven de espíritu, desde aquí, querido amigo Mingote, te deseamos que descanses en paz, estés donde estés. Echaremos mucho de menos tu especial sentido del humor, a veces tierno, a veces caustico, pero siempre inteligente.
Margarita Rey
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