El golpe de mano del Gobierno alterando las reglas de juego para hacerse con el control orgánico de TVE envía una mala señal. Moncloa se coloca bajo sospecha. Tal vez hayan estado realmente dispuestos a negociar pero, para variar, la falta de transparencia siembra dudas. De haber hecho pública la agenda de la negociación y los nombres se sabría quién bloquea el pacto y por qué; pero la opacidad les delata. Así pues, la única conclusión verosímil es una maniobra para apropiarse la tele pública. Los halcones de Génova, bajo la batuta de Cospedal, llevan semanas desacreditando los telediarios para preparar este órdago; y todo pinta a que no ha habido negociación sino una estrategia calculada para hacerse con el control. Y este mensaje antipedagógico ('si gobiernan otros, defendemos la pluralidad; si gobernamos nosotros, no') pasará factura en el futuro. Los progresos democráticos en España parecen seguir el baile de la yenka: un paso adelante y dos atrás.
Desde el entorno de Moncloa se le quita dramatismo, considerando que esto es un problema secundario con España en recesión, o incluso, como sostiene Paul Krugman, el Nobel de Economía, «ya en una depresión en toda regla, con una tasa de desempleo comparable a la de EE UU en el peor momento de la Gran Depresión, y un paro juvenil de más del cincuenta por ciento». Vale, es un argumento razonable, pero en realidad funciona casi mejor al revés: si el Gobierno tiene la titánica batalla de luchar contra la crisis en un país en depresión, ¿por qué malgastar energía y credibilidad en controlar la televisión pública? Solo hay una respuesta: se sienten inseguros y confían en la pólvora de la propaganda. Mal síntoma.
La televisión pública en España arrastra el estigma gubernamental desde el franquismo. Pero al menos estos últimos años, sin ser la BBC, ha dejado de parecer 'Pravda'. Incluso los detractores más acérrimos de Zapatero admiten que ha sido el tiempo de mayor independencia en Prado del Rey. Y sin embargo esto se va a desarmar bajo la coartada de la enmienda a la totalidad del zapaterismo. Se veía venir. Por ahí zascandilea ya Urdaci, el tipo que logró convertir el telediario en una caricatura, usando las redes sociales para hacer ejercicios de alto periodismo, ayer mismo retratando al líder socialista como un asno rebuznando. Todo un estilo que evoca la televisión torticera del aznarismo o el felipismo. Lo jodido de la crisis es que el empobrecimiento económico sirva de excusa para el empobrecimiento social. La bolsa retrocede a niveles de años atrás, la construcción retrocede a niveles de años atrás, y TVE retrocede a niveles de Urdaci. La democracia no debería debilitarse al ritmo de la prima de riesgo.
Fuente: La Voz Digital, Cádiz (lavozdigital.es)
Autor: Teodoro León Gross
T.L. Gross es Licenciado en Filología Hispánica y Doctor en Periodismo por la Universidad de Málaga. Trabaja como profesor en la Facultad de C.C. de la Comunicación de la Universidad de Málaga y, al mismo tiempo, como colaborador (columnista) del Grupo Vocento. Ha publicado diversos libros e informes muy críticos relacionados con el mundo del periodismo en nuestro país.
Desde el entorno de Moncloa se le quita dramatismo, considerando que esto es un problema secundario con España en recesión, o incluso, como sostiene Paul Krugman, el Nobel de Economía, «ya en una depresión en toda regla, con una tasa de desempleo comparable a la de EE UU en el peor momento de la Gran Depresión, y un paro juvenil de más del cincuenta por ciento». Vale, es un argumento razonable, pero en realidad funciona casi mejor al revés: si el Gobierno tiene la titánica batalla de luchar contra la crisis en un país en depresión, ¿por qué malgastar energía y credibilidad en controlar la televisión pública? Solo hay una respuesta: se sienten inseguros y confían en la pólvora de la propaganda. Mal síntoma.
La televisión pública en España arrastra el estigma gubernamental desde el franquismo. Pero al menos estos últimos años, sin ser la BBC, ha dejado de parecer 'Pravda'. Incluso los detractores más acérrimos de Zapatero admiten que ha sido el tiempo de mayor independencia en Prado del Rey. Y sin embargo esto se va a desarmar bajo la coartada de la enmienda a la totalidad del zapaterismo. Se veía venir. Por ahí zascandilea ya Urdaci, el tipo que logró convertir el telediario en una caricatura, usando las redes sociales para hacer ejercicios de alto periodismo, ayer mismo retratando al líder socialista como un asno rebuznando. Todo un estilo que evoca la televisión torticera del aznarismo o el felipismo. Lo jodido de la crisis es que el empobrecimiento económico sirva de excusa para el empobrecimiento social. La bolsa retrocede a niveles de años atrás, la construcción retrocede a niveles de años atrás, y TVE retrocede a niveles de Urdaci. La democracia no debería debilitarse al ritmo de la prima de riesgo.
Fuente: La Voz Digital, Cádiz (lavozdigital.es)
Autor: Teodoro León Gross
T.L. Gross es Licenciado en Filología Hispánica y Doctor en Periodismo por la Universidad de Málaga. Trabaja como profesor en la Facultad de C.C. de la Comunicación de la Universidad de Málaga y, al mismo tiempo, como colaborador (columnista) del Grupo Vocento. Ha publicado diversos libros e informes muy críticos relacionados con el mundo del periodismo en nuestro país.
Estoy totalmente de acuerdo con el comentarista. Con el pretexto de que TVE está casi en bancarrota, Rajoy (o debería mejor decir María Dolores Cospedal) le pegará el tijeretazo y hará desaparecer de la parrilla a todos aquellos espacios molestos, por mucha audiencia que puedan tener. De lo que se aprovecharán de manera oportunista las cadenas privadas que verán subir como la espuma su audiencia y aumentarán sus ingresos provenientes de la publicidad.
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