lunes, 2 de abril de 2012

Tema de hoy: ¿Prohibir la prostitución?



¿Quién le pone puertas al campo? En semejante vana intención caen los gobiernos que desean prohibir la prostitución callejera. Cierto es que en Alemania (y Holanda) está prohibido el ejercicio de la prostitución en la vía pública, pero, por ejemplo en Alemania, aparte de las elevadas multas que se imponen a las prostitutas “por libre” y a sus clientes, el trabajo de la prostituta entra en el campo laboral y sus normas. En primer lugar –extremo muy importante– la meretriz tiene que someterse a un reconocimiento médico regular, que ha de incorporar a su documentación. Como trabajadora, goza de los mismos derechos que cualquier trabajador, entre ellos el derecho a sindicarse. El sindicato alemán para las prostitutas es el de servicios públicos (como los taxistas, los conductores de autobuses, los barrenderos o los periodistas, por sólo citar algunos ejemplos). Las prostitutas tienen que declarar a Hacienda, que también en este caso persiguen con severidad el dinero negro. Existen varias categorías en la prostitución; las empleadas del sexo “Alfa” (para jefes de Estado, importantes políticos, grandes ejecutivos y empresarios) y las trabajadoras de a pie, las “putas”. La ley las hace a todas iguales, en especial relativo al fisco, que en su caso recauda los impuestos según un sistema de evaluación de las posibles ganancias.

Entre los que más gritan contra la prostitución suele haber clientes, según declaraciones a la televisión, como mínimo exóticos. Dejemos aparte a los conservadores, hipócritas por naturaleza. Pero no sólo ellos recaban los servicios públicos de las sacerdotisas del sexo. También los hay del clero: “alfa” para los de arriba y “del montón” para los curas. Pero es la Iglesia la que más clama por la prohibición de la prostitución. ¿Las quieren para sí solos? De todas formas, más vale eso que abusos amenores.

Tal como se desprende de los debates en torno a este tema, el nuevo gobierno (“PP”) se lo pone demasiado fácil. La prostitución (como otras vertientes sexuales) ya existía hace unos 300 millones de años entre los primates, nuestros parientes. Pero lo que se intercambiaba no era lógicamente dinero, sino frutas y una cueva segura para vivir. Hace 200 millones de años cesó, según los antropólogos, el intercambio sexual entre la especie hombre y los primates, que, por lo demás, eran estériles.

En el mundo antiguo y en la Antigüedad clásica (griegos, romanos) las heteras disfrutaban de gran respeto y veneración. Poseían caudales y valiosas joyas. Pero se trataba de “Heteras Alfa”. Las vulgares “putas”, en la calle, se morían de hambre y de enfermedades infecciosas. Tenían que conformase con un par de monedas de poco valor por un cunnilingus o una felación practicados contra un muro del Coliseo.

Si la prohibición de la prostitución callejera no va acompañada de efectivas medidas de inserción social y laboral, la prostitución, con sus brutales proxenetas y el crimen organizado, se convertirá en un cáncer imposible de erradicar. Las principales víctimas serán, como siempre, las mujeres más desfavorecidas y explotadas.

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