Cuando se habla de recortes, los médicos y los pacientes de la Seguridad Social se echan a temblar. Aunque se afirme lo contrario, los recortes también afectan a uno de los sectores más sensibles de la sociedad: el sistema de sanidad pública, que siempre va cojeando. Los pacientes tienen que sufrir cómo las esperas para un chequeo o una operación se van alargando y los médicos están irritados. No hay cosa peor para un paciente que encontrarse con un médico tenso, estresado, agotado. Los médicos del Hospital General de Albacete ya han dado la voz de alarma. Los políticos y los profesionales liberales suelen tener un seguro privado. Pero la “gente del montón” depende para su salud de la Seguridad Social. Los políticos que abogan por recortar el presupuesto de los servicios sanitarios públicos y limitar a ciertas edades costosas operaciones, serán algún día pacientes. Ahí interviene el seguro privado, también para las operaciones. Pero todos ellos, ahora jóvenes, serán algún día viejos y verán lo precioso que es para la mayoría de los ancianos, cada día de vida, con su salud atendida por un sistema amable de sanidad.
Desde el punto de vista de los médicos de la Seguridad Social, a la congelación de sus sueldos o recorte de los mismos se une el plus de trabajo, que supone que el Estado disminuya las plantillas o no contrate más personal para ahorrar. No es de extrañar que los médicos estén tensos, a veces incluso malhumorados, y sobre todo agotados. La relación paciente-médico es muy sutil y el paciente percibe con un sexto sentido que algo le ocurre a su doctor. Esto le intranquiliza. Además, ve cómo las consultas son cada vez más breves, apenas si puede describir con tranquilidad lo que le aqueja y un cierto nerviosismo, incluso miedo, se apodera de él. No hay que olvidar que el doctor es el ancla que mantiene a flote a muchos pacientes.
Que el gobierno ahorre donde quiera, empezando por sus sueldos y emolumentos, pero que no toque para nada a la Seguridad Social, que ya de por sí está demasiado recargada por la usual carencia de medios. No sólo los pudientes tienen derecho a sentirse cubiertos por la Medicina.
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