Todavía, infinidad de personas creen que los fuegos fatuos son apariciones sobrenaturales: las almas de los difuntos vagando por los cementerios. En realidad, los fuegos fatuos son un fenómeno natural que se da en los pantanos y cementerios y su origen es la putrefacción de sustancias.
Es increíble cuántas personas creen en lo sobrenatural, incluidas las religiones, de las que se derivan las supersticiones. En esto, la humanidad es igual en todos los países del mundo. Cuando vivía en Alemania, creía que en este país no existía la superstición. Me quedé muy sorprendido cuando empecé a enterarme de casos de espiritismo, de brujería, de exorcismo, que yo creía que sólo existían en la “inculta” España. Para mí los tres países más racionales de Europa eran Alemania, Francia e Inglaterra. Un gran error. En estos países ocurren las mismas cosas negativas que en España. Aunque no relacionado con la superstición, menciono aquí el gravísimo problema de la para mí mal llamada “violencia de género”. En todos los países de Europa, incluidos mis tres favoritos, se comete “violencia de género”: mujeres son maltratadas o asesinadas por sus parejas y muchas no se atreven a denunciar al agresor por complejos problemas, entre ellos, los hijos. En los países mencionados, así como en España, existen hogares-refugio para las víctimas de los malos tratos.
Volviendo a la superstición. En 1963 conocí en la Selva de Baviera a un alemán refugiado del Este, que se había convertido en “guru” y recibía en su casa en plena selva bávara, a “maestros” venidos de la India para dar clases de meditación y demás zarandajas. Es sorprendente el número de mujeres que visitaban y escribían al “guru”, agradeciéndole su curación de toda clase de males. (Todo autosugestión). No me lo podía creer, pero en Alemania existe un número similar de curanderos y curanderas que en España. En mis viajes por Francia pude constatar lo mismo. Casos de exorcismo, sacados a la luz por la prensa, no son una excepción ni en Francia ni en Alemania y por supuesto, consultadas fuentes en dicho país, tampoco en Inglaterra.
En todas partes reina la superstición, que es una desviación de lo religioso. Millones de personas creen en el espiritismo y en los fantasmas, en lo sobrenatural, y en más de una ocasión son estafadas por esa absurda fe. Existe una pseudociencia llamada parasicología, cuyo fin es catalogar y estudiar, incluso con sofisticados aparatos, cualquier fenómeno “sobrenatural”. En realidad, los parasicólogos son víctimas de su propia supestición. Si en la noche, en un cementerio, con un perfecto equipo de radio, perciben en la onda corta extraños ruidos (fruto de interferencias), hablarán de “fonoplasmas” o algo parecido y sostendrán que han oído “voces” del más allá.
¿Por qué creer en lo no existente sobrenatural en vez de observar mejor la Naturaleza? Todo lo que ocurre en nuestra Tierra es natural. Todo tiene su explicación natural, a la que muy a menudo llega la ciencia. Viendo en la televisión documentales sobre nuestro planeta, en los que suelen presentarse nuevos fenómenos naturales, me quedo asombrado de lo que guarda en sí la Naturaleza, tanto en la variedad de especies (en su mayoría aún desconocidas) como en sus manifestaciones telúricas Sería mas sano para la mente ocuparse de la Naturaleza, sobre todo en sus manifestaciones positivas, que entregarse a creencias siniestras de lo no existente. Y no lo olvidemos: también nosotros somos un producto de la Naturaleza.
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