El hombre, desde que tiene uso de la razón, lleva a cabo una lucha prometeica para controlar, si no dominar, a la Naturaleza. Puede decirse que el hombre pertenece a la familia de los titanes, pero muy a menudo sus esfuerzos resultan vanos. Zeus nos arroja una y otra vez del Olimpo.
Si tomamos como ejemplo la previsión del tiempo, vemos cómo la Naturaleza se burla de nosotros, pero, eso sí, cada vez menos. El hombre ha inventado y seguirá inventando una serie de instrumentos de la más alta precisión para prever el tiempo. Suele ocurrir que el parte meteorológico nos anuncie lluvia para mañana y al día siguiente luzca un sol radiante. Son muchos y muy complicados los factores que configuran el tiempo y que no pueden registrar al cien por cien los más sofisticados aparatos. Además, algo que la mayoría de la gente ignora, existen zonas climáticas locales, “rincones de la meteorología”, lo cual hace posible que en un lugar brille el sol y 90 kms más lejos descargue una violenta tormenta. Estos días hemos podido comprobarlo con el paso de una borrasca,. que parecía que iba a afectar a casi toda España, pero que se cebó en forma de copiosas lluvias sobre el norte de España con grandes inundaciones.
El hombre puede prever ya grandes fenómenos naturales, como erupción de volcanes, terremotos, tsunamis, huracanes, tornados, o “diluvios”. Pese a todo, todavía es imposible poner a salvo a los millares de personas directamente afectadas por estos fenómenos. ¡Cuántos millares de muertos y heridos producen estas catástrofes, que, para la Naturaleza, que más como madre se comporta como madrastra, son –y perdonen la redundancia- lo más natural del mundo. La Naturaleza tiene sus propias leyes de causalidad y todo lo que ocurre en nuestro planeta es casual. Por eso el hombre es incapaz de dominar a fuerzas que escapan a todo control, pese a los instrumentos más perfectos que puedan inventar los científicos. No obstante, no debemos agachar la cabeza con resignación. Nosotros no lo veremos, pero al ritmo que van los descubrimientos científicos ya en este siglo y no digamos en el próximo milenio, el “hombre Prometeo” habrá dado pasos de gigante en su pugna contra los efectos negativos de las fuerzas naturales.
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