Ya está la infantería del
PP esperando ávida el momento calculado en la cúpula del partido de las gaviotas para el asalto a la
corporación pública, RTVE. Existen indicios que apuntan a periodistas objetivos
como próximas víctimas de las purgas en el ente público. Durante el periodo
socialista, los españoles hemos disfrutado de una radio y televisión públicas objetivas y equilibradas, como mandan los cánones de la
democracia. Pudiera ser que retornen los tiempos de los Urdaci, con otro personal
por el estilo. Pero la mayoría del
llamado pueblo ni siquiera se dará cuenta de los cambios en detrimento de la
libertad de expresión y de opinión.
El populismo, la demagogia, el juego sucio y la falacia han
sido más fuertes que la racionalidad, aunque la verdad sea dicha, tampoco ha
ayudado a apartar de la democracia el
peligro totalitario que representa un PP dueño de casi toda España, gracias a
la ineptitud de un presidente y la inoperancia de su enrobinado partido, el
PSOE. El PP ha demostrado algo positivo de la democracia: no hacen falta armas
y guerras civiles para conquistar un país. Basta con las urnas y la difícil
situación económica.
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