Don Mariano dijo el
martes que no está en sus previsiones subir el IVA. O sea, que lo va a subir,
aunque hay que dejar pasar unas semanas para que olvide esta afirmación, como
ya ocurrió con otros impuestos, negados en campaña y si te he visto no me
acuerdo. Tiene motivos de sobra el jefe del Ejecutivo para desconfiar de
nosotros, pero este recelo es recíproco, así que más vale que no se enfade y
siga p’adelante con el Cristo, como dicen los andadores del Sahuco en la famosa
maratón de dios, cada lunes de Pentecostés. Lo peor del currante desconfiado es
que los políticos, desde la princesa altiva a la que pesca en ruin barca, como
diría el Tenorio, le han hecho creer muchas veces en el paraíso hasta darse
cuenta que no existe, que si hay alguno es fiscal y sólo ellos, por lo que
estamos viendo, conocen el camino. Ahora que ya han vuelto a Oriente podemos
comentar que el día que los Reyes Magos eran nuestros padres comenzaron las
sospechas, y za de mayores, abrumados por una decepción infinita decidimos
comprarnos la colonia sin esperar la llegada de los candidatos, quiero decir de
los protagonistas de una Epifanía falsificada, a sabiendas de que nos la metían
doblada en sus mensajes. Volver a la ingenua creencia en sus promesas nos va a
costar un güevo, y no digo también el otro por no caer en una vulgar
obscenidad, que en estos casos conviene cogérsela con papel de fumar.
Quienes han
fabricado la sociedad perversa en la que nos movemos, nos han engañado, y no
digo como a chinos porque ahora estamos con el “poder amarillo” a partir un
piñón, como lo prueba nuestro mercado exterior, con exportaciones que superan
los 3.982 millones de euros. Por algo Pekín es el primer socio comercial de
España fuera de la Unión Europea.
Fuimos de pardillos
a los mítines del 20-N, por ver si saltaba la liebre, pero lo que vimos fue a
prestidigitadores insuperables, y cuando salió la paloma de la chistera del
mago telonero nos fascinó: por fin había prodigios.
Y los que hay,
pasados los días de pan, amor y fantasía, son tijeras. El líder se va a cortar
la barba, pensamos, será un sublime gesto de cambio. Ya el primer recorte nos
ha dejado casi en cueros. Ahora, el nuevo inquilino de La Moncloa justifica lo
que hizo en su segundo Consejo de Ministros, reconociendo que la medida “fue
dura y dolorosa, pero absolutamente imprescindible. No quedaba otra opción”.
Rajoy también dice que va “a dar la cara” ante la crisis económica y que “no se
va a esconder”. Francamente, no sabemos qué es peor. Dicen que si aparece
cuando lleguen los “idus de marzo” podemos echarnos a temblar.
Fuente: La Verdad – Opinión
– El Pampaneo
Autor: José Sánchez
de la Rosa
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