Desde que juró ante el rey como
presidente y anunció el nombre de sus ministros sin contestar una sola
pregunta, Mariano Rajoy no ha hecho ninguna declaración pública. Han pasado más
de dos semanas. El día 30 de diciembre el Gobierno anunciaba el mayor ajuste de
la historia de la democracia, que incluía una subida de impuestos (IRPF e IBI)
que no figuraba en su programa electoral y a la que siempre se había opuesto.
Pese a ello, ha transcurrido una semana y mantiene un mutismo total, sin que se
tengan noticias directas del jefe del Ejecutivo. Rajoy ha delegado la ingrata
tarea de dar las pésimas noticias a los ciudadanos a su mano derecha, Soraya
Sáenz de Santamaría.
Esta informó ayer de que habrá
que esperar hasta febrero para que el presidente explique el tijeretazo y,
sobre todo, los motivos de su giro de 180 grados en materia impositiva. Rajoy
no comparecerá en el Congreso hasta que se celebre la cumbre europea del 30 de
enero, más de un mes después de adoptar esas durísimas medidas de ajuste.
La portavoz aseguró que era
«oportuno, por economía procesal», retrasar la intervención en sede
parlamentaria hasta después de la cita de Bruselas, para que explique de una
sola vez los recortes, el aumento de los impuestos, las demás medidas que tome
a lo largo de este mes y las que tiene previstas para el futuro.
Sáenz de Santamaría no
consideró que sea una demora comparecer al mes y una semana de su investidura,
a pesar de que ella misma reiteraba que «estamos ante una situación excepcional
que requiere medidas excepcionales», y que «serán más duras de lo previsto».
Situación crítica
Esa misma formulación hace
difícil de explicar que ante una situación económica crítica, mucho más grave
de la que el Gobierno dice que esperaba encontrarse, su presidente no haya
dicho aún una sola palabra a los ciudadanos. ¿Dará explicaciones antes de
febrero a la opinión pública? Es casi seguro que sí. El día 16 recibe en la
Moncloa a Nicolas Sarkozy y lo normal es que ambos den una rueda de prensa
conjunta. En todo caso, la explicación detallada en el Parlamento tardará un
mes más.
A falta de nuevos ajustes que
anunciar ayer en el Consejo de Ministros, Sáenz de Santamaría volvió a recurrir
a la herencia recibida para justificar la magnitud de los recortes y la subida
de los impuestos. En esta ocasión fue el desvío en las previsiones sobre la
Seguridad Social, que ha cerrado con un déficit del 0,06 % en lugar del 0,4% de
superávit que preveía el Gobierno socialista. Un desfase de casi medio punto.
En todo caso, reconoció que el entonces secretario de Estado de la Seguridad
Social, Octavio Granado, informó al PP de que veía muy difícil que se cumpliera
el pronóstico. La portavoz llegó a comparar la actual situación de la Seguridad
Social con la que se encontró José María Aznar cuando llegó al poder en 1996.
La herencia recibida
La semana anterior, Sáenz de
Santamaría reveló que el déficit se había disparado dos puntos por encima de lo
que había previsto Elena Salgado, hasta el 8 %, lo que dijo justificaba la
sorpresiva subida de los impuestos. Ayer insistió en que Rajoy no conocía ese
dato en el debate de investidura, a pesar de que en el PP daban por hecho
durante la campaña que superaría con creces el fallido pronóstico de Salgado de
que sería del 6 %. Y ello pese a que el desvío se debe fundamentalmente a las
comunidades autónomas, once de las cuales las gobierna el PP, que lógicamente
le habrían facilitado sus cuentas.
La portavoz aseguró que no
puede decir aún qué parte del desfase corresponde a las comunidades, porque el
dato no se cierra hasta febrero. Pero -al igual que el Gobierno ha adelantado
una estimación de déficit global- sí podría proporcionar, si quisiera, el
porcentaje achacable al Ejecutivo central y a las Administraciones autonómica y
local. De hecho, desde el Ministerio de Economía se deslizó que la desviación
del Gobierno central fue de solo cuatro décimas. Pero al PP no le interesa ir
por ahí porque gobierna autonomías como la valenciana, cuya situación
financiera es gravísima. Y esa es parte también de la nefasta herencia
recibida, pero en este caso no de Zapatero, sino de sus propias filas.
Fuente: La Voz de Galicia
06.01.12
Autor: Enrique Clemente
No hay comentarios:
Publicar un comentario