Hay que ver la habilidad camaleónica que tienen las derechas para camuflarse .Hace unos días leí que el gobierno derechista chileno había decidido suprimir en los libros escolares la expresión “dictadura de Pinochet”, empleando en su lugar “régimen militar de Pinochet”. Con lo cual, por otra parte, los propios militares confiesan su voluntaria complicidad con el golpista chileno.
Esto
me recuerda la ridiculez de Franco, a quien Pinochet consideraba su maestro,
cuando al acabar la II Guerra Mundial, para disimular su proximidad con Hitler,
denominó a España “una democracia orgánica”.
Hasta hoy, los historiadores no han podido descubrir qué quería exactamente
decir el dictador español.
Una
de las principales lecciones que recibió Pinochet es que para que un golpe de
Estado triunfe, el golpista o los golpistas han de asegurarse el apoyo de las
fuerzas armadas y de la policía.
Es un cinismo sin par que en un país donde un traidor (a la patria y a su amigo y protector , Allende) tiranizó a Chile durante 17 años, las fuerzas armadas sigan amenazando desde sus cuarteles y la policía moliendo a palos a los familiares de los millares de víctimas del “régimen militar chileno”. Pinochet murió, pero su espíritu parece planear todavía por Chile con la derecha en el poder.
Pinochet fue la salvación de Chile, al igual que el Generalísimo Franco lo fue de España. Los que opinen lo contrario pertenecen a esas minorías comunistas y semitas que, en el nombre de una llamada democracia, no quieren otra cosa que sumirnos en la ruina y el caos. Ellos son los culpables de todo lo que está ocurriendo ahora. Y si no piensen en manos de quien está Wall Street.
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