La AP-7, de Francia a Barcelona, se ha convertido en la autopista más peligrosa de Europa. Bandas organizadas, y armadas, de extranjeros (árabes, sudamericanos, rumanos y también españoles) actúan como salteadores de caminos en dicha autopista, que es la principal entrada en coche en España para los turistas y los españoles que también circulan por ella. Los delincuentes actúan de diversas formas. Si ven a un extranjero o a un español parado en su automóvil, dos de la banda se acercan muy cortésmente a él, mientras que uno o dos gangsters permanecen detrás del coche. Le preguntan dónde está una determinada localidad, le hacen salir del automóvil y extienden sobre el capó un mapa de carreteras. Mientras buscan y rebuscan, otro de la banda roba de la parte trasera del auto todos los objetos de valor que allí se hallen. Concluido el robo, los atracadores se despiden muy amablemente y huyen velozmente en un coche, asimismo robado.
Un día, mi esposa y yo casi tuvimos un disgusto serio con una de estas bandas. Fue en un área de servicio antes de Barcelona. Vimos a cuatro norteafricanos mirando loa coches aparcados con matrícula extranjera. Al percatarse ellos de que los habíamos visto, se apartaron y nos miraron con odio. Mi esposa tenía que ir a lo aseos y yo me quedé solo, vigilando nuestro coche, con matrícula alemana. En esto, uno de los norteafricano se separó del grupo y se fue detrás de mi esposa. Ella, que es muy lista, presintió la navaja en el bolsillo del magrebí y en vez de bajar a los desiertos aseos, se metió en una tienda de periódicos y revistas, que se puso a ojear. El árabe había bajado también a los servicios y subió al momento al ver que allí no había nadie. El magrebí esperó un rato en la puerta. Buscaba con la mirada. Mi esposa se había escondido detrás de una columna. Al cabo de un rato, giró sobre sus talones y se reunió con los otros chorizos, que se marcharon en una furgoneta al ver aparecer un jeep de la Guardia Civil.
La policía está desbordada con tanto robo. Hay días en los que recibe más de 500 denuncias. La policía da buenos consejos, que no sirven de mucho, pues esa gentuza se las sabe todas. Un consejo, muy importante, es, sin embargo, que nunca hagan frente a los salteadores. Van armados y para ellos una vida humana no vale nada. Por lo demás, sería urgente aumentar los efectivos y equipos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, subiéndoles al propio tiempo los sueldos, en especial a los guardia civiles, que son los más efectivos y peor remunerados.
Un día, mi esposa y yo casi tuvimos un disgusto serio con una de estas bandas. Fue en un área de servicio antes de Barcelona. Vimos a cuatro norteafricanos mirando loa coches aparcados con matrícula extranjera. Al percatarse ellos de que los habíamos visto, se apartaron y nos miraron con odio. Mi esposa tenía que ir a lo aseos y yo me quedé solo, vigilando nuestro coche, con matrícula alemana. En esto, uno de los norteafricano se separó del grupo y se fue detrás de mi esposa. Ella, que es muy lista, presintió la navaja en el bolsillo del magrebí y en vez de bajar a los desiertos aseos, se metió en una tienda de periódicos y revistas, que se puso a ojear. El árabe había bajado también a los servicios y subió al momento al ver que allí no había nadie. El magrebí esperó un rato en la puerta. Buscaba con la mirada. Mi esposa se había escondido detrás de una columna. Al cabo de un rato, giró sobre sus talones y se reunió con los otros chorizos, que se marcharon en una furgoneta al ver aparecer un jeep de la Guardia Civil.
La policía está desbordada con tanto robo. Hay días en los que recibe más de 500 denuncias. La policía da buenos consejos, que no sirven de mucho, pues esa gentuza se las sabe todas. Un consejo, muy importante, es, sin embargo, que nunca hagan frente a los salteadores. Van armados y para ellos una vida humana no vale nada. Por lo demás, sería urgente aumentar los efectivos y equipos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, subiéndoles al propio tiempo los sueldos, en especial a los guardia civiles, que son los más efectivos y peor remunerados.
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