domingo, 2 de enero de 2011

Tema de hoy: 2 0 1 1


Se acabó la primera década del siglo XXI, con el júbilo con que se despide en Occidente cada año que pasa. Pero el 2010, que hemos despedido, ha sido un año muy grave para la existencia de las capas menos favorecidas de la sociedad, que son la mayoría.

El 2010 nos ha dejado como herencia la más grave crisis de nuestra moderna historia, que irá desarrollando su potencial de sustanciales medidas en este 2011, que acabamos de estrenar. La crisis era previsible, pero parece haber cogido por sorpresa a los partidos de izquierda y a los sindicatos. Los sindicatos españoles CC OO y UGT están muy equivocados cuando se prestan a luchar contra el gobierno del PSOE, tan en apuros ante la sociedad como ellos. El siempre citado hombre de la calle no entiende nada.

La crisis socioeconómica que nos atenaza ha sido preparada y provocada por los círculos financieros internacionales, que no tienen rostro, pero cuyas resoluciones, como se ve, son decisivas. De nada sirve dirigir los ataques sólo contra el Fondo Monetario Internacional (FMI) o los bancos crediticios supranacionales o la mismísima Wall Street. El asunto tiene un calado más profundo. En primera, pero no más importante línea se está desarrollando un ataque contra el euro. En Alemania, la conservadora canciller federal Angela Merkel pareció en un principio querer volver las espaldas a Europa, pero ahora defiende otra vez el principio europeo, pero con importantes reformas. Los desconcertados ciudadanos alemanes no desean ahora el euro, sino que se decantan por su antigua moneda fuerte, el marco alemán. Sin embargo, si queremos mantener el modelo de una Europa unida, habrá de defenderse al euro a capa y espada, por muy caro que nos cueste.

Para mí, el meollo de toda esta calamidad es que los grupos poderosos, que mandan sobre los gobiernos, están preparando el camino del siglo XXI, un camino que pasa por sustituir a la política por la economía. Este propósito perjudica en primer lugar, según estamos viendo, a los partidos y organizaciones de izquierda, que tendrán urgentemente que elaborar una contraestrategia si no quieren verse tarde o temprano en la cuneta de ha Historia. El actual estado del partido socialdemócrata alemán (SPD), también del ala progresista de la democracia cristiana alemana (CDU/CSU), debe servir de ejemplo a la izquierda española, si no quiere hundirse en sus contradicciones entre una política izquierdista y una economía neoconservadora, que aspira a dominar a la sociedad occidental en el siglo XXI.

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