“Año nuevo, vida nueva”. = Esta frase superconocida, por no decir manida, no significa otra cosa que el nuevo año tiene que ser un volver a empezar. Olvidarse de los errores del pasado y que la vida en los próximos doce meses reciba un nuevo impulso al deshacerse de malos hábitos que pueden ser: decirle adiós al tabaco, al alcohol, a las discusiones con la parienta por nimiedades, al estrés negativo. Con este propósito de enmienda puede que nuestro día a día empiece a cobrar un nuevo significado, aunque, la mayor parte de las veces, probablemente todo se quede en eso, en propósito.
Pero vamos a hacer un poco de historia de la celebración del Año Nuevo, para lo cual nos tendremos que remontar al antiguo Egipto que celebraba su Año Nuevo a mediados de Julio con una representación del origen del universo y la historia de Isis, Osiris y Horus, divinidades que ofrecen paralelismos con las figuras de María y Jesús en la religión cristiana. Durante la larga estancia de Julio César en Egipto, su amante, la reina Cleopatra, mujer de una excepcional cultura, fue su guía en su recorrido por el mundo de la sabiduría egipcia, que abarcaba muchos campos: la medicina, la astronomía, etc. Así, Julio César se quedó maravillado de la precisión del calendario egipcio y encargó al filósofo, matemático y astrónomo de orígen griego, Sosígenes de Alejandría, la reforma del calendario romano, que pasaría a la historia como el “calendario juliano”. El nuevo calendario, de doce meses, presentaba la peculiaridad de que algunos meses tenían 30 y otros 31 días, menos el mes de febrero que tenía dos días menos. El año comenzaba el primero de enero, mes dedicado a Jano (en latín Ianus). Ianus era el dios de los comienzos y los finales. Por ello es comprensible que se le dedicase el primer mes del año “Ianuarios” que en español se convertiría en “Janeiro” o “Janero” hasta llegar a su denominación actual: “Enero”. Con lo cual se puede decir que el “calendario juliano”, de ciclo solar, creado según los cálculos matemáticos de Sosígenes en el año 707 de la fundación de Roma y 45 a.C., con algunas pocas variaciones, ha seguido manteniendo su vigencia hasta nuestros días.
“Caminante, no hay camino/ se hace camino al andar”. = Del gran poeta Antonio Machado. Puede también interpretarse como: “La vida se hace viviéndola”.
“Nunca sirvas al que sirvió”. = El que sirvió tiene complejos que hace sentir a su servidor. Tiende a ser autoritario e incluso a humillar.
“Tener malicia“. = Ser malpensado(a), tener picardía, ser sagaz. “No tener malicia”: Ser ingenuo(a).
“Un color se me iba y otro se me venía”. = Sentir vergüenza.
“Con nocturnidad y alevosía”. = Nocturnidad: ser de noche. Alevosía: precaución por parte del delincuente para que no sea descubierto su delito. Con insidia. Es un agravante en un juicio.
“Ponerse como el Quico”. = Hartarse a comer y beber.
“Tener el estómago estragado”. = Tener el estómago revuelto (por ejemplo, por no haber comido aún o por haber comido y bebido demasiado).
“Salirle a alguien el tiro por la culata”. = Suceder lo contrario de lo que se pretendía. Perjudicarse a sí mismo por querer perjudicar a otra persona.
“Dormir al raso”. = Dormir al aire libre, dormir bajo las estrellas.
Pero vamos a hacer un poco de historia de la celebración del Año Nuevo, para lo cual nos tendremos que remontar al antiguo Egipto que celebraba su Año Nuevo a mediados de Julio con una representación del origen del universo y la historia de Isis, Osiris y Horus, divinidades que ofrecen paralelismos con las figuras de María y Jesús en la religión cristiana. Durante la larga estancia de Julio César en Egipto, su amante, la reina Cleopatra, mujer de una excepcional cultura, fue su guía en su recorrido por el mundo de la sabiduría egipcia, que abarcaba muchos campos: la medicina, la astronomía, etc. Así, Julio César se quedó maravillado de la precisión del calendario egipcio y encargó al filósofo, matemático y astrónomo de orígen griego, Sosígenes de Alejandría, la reforma del calendario romano, que pasaría a la historia como el “calendario juliano”. El nuevo calendario, de doce meses, presentaba la peculiaridad de que algunos meses tenían 30 y otros 31 días, menos el mes de febrero que tenía dos días menos. El año comenzaba el primero de enero, mes dedicado a Jano (en latín Ianus). Ianus era el dios de los comienzos y los finales. Por ello es comprensible que se le dedicase el primer mes del año “Ianuarios” que en español se convertiría en “Janeiro” o “Janero” hasta llegar a su denominación actual: “Enero”. Con lo cual se puede decir que el “calendario juliano”, de ciclo solar, creado según los cálculos matemáticos de Sosígenes en el año 707 de la fundación de Roma y 45 a.C., con algunas pocas variaciones, ha seguido manteniendo su vigencia hasta nuestros días.
“Caminante, no hay camino/ se hace camino al andar”. = Del gran poeta Antonio Machado. Puede también interpretarse como: “La vida se hace viviéndola”.
“Nunca sirvas al que sirvió”. = El que sirvió tiene complejos que hace sentir a su servidor. Tiende a ser autoritario e incluso a humillar.
“Tener malicia“. = Ser malpensado(a), tener picardía, ser sagaz. “No tener malicia”: Ser ingenuo(a).
“Un color se me iba y otro se me venía”. = Sentir vergüenza.
“Con nocturnidad y alevosía”. = Nocturnidad: ser de noche. Alevosía: precaución por parte del delincuente para que no sea descubierto su delito. Con insidia. Es un agravante en un juicio.
“Ponerse como el Quico”. = Hartarse a comer y beber.
“Tener el estómago estragado”. = Tener el estómago revuelto (por ejemplo, por no haber comido aún o por haber comido y bebido demasiado).
“Salirle a alguien el tiro por la culata”. = Suceder lo contrario de lo que se pretendía. Perjudicarse a sí mismo por querer perjudicar a otra persona.
“Dormir al raso”. = Dormir al aire libre, dormir bajo las estrellas.
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