“Si queréis los mayores elogios, moríos”. = Así reza el epitafio grabado en la lápida del famoso escritor y dramaturgo, Enrique Jardiel Poncela (1901 – 1952), escrito por él mismo, mezcla de ingenio y de humor negro. Considerado por muchos como el más gran escritor humorista del siglo XX, Jardiel Poncela supo utilizar como pocos la ironía y la comicidad, sin caer en la chabacanería o el chiste fácil, para ofrecer al lector o al espectador unos diálogos rezumantes de ingenio. Hombre de una gran cultura, cosmopolita y políticamente incorrecto, su pensamiento político fue a veces de derechas y otras de izquierdas, sin identificarse con ninguno de los dos bandos, cosa que muchos escritores más comprometidos siempre le reprocharon. Tuvo una vida amorosa muy intensa e incluso dramática, pero nunca se llegó a casar. Fue padre de 2 hijas de diferentes mujeres, con las que mantuvo tormentosas relaciones. Le precedía una injustificada fama de misógino (quizás algunas frases o diálogos en sus obras podrían llevarnos a esa falsa conclusión), aunque ninguna de sus parejas se manifestó jamás en ese sentido. Se le considera como un innovador en el género literario y teatral conocido como “humorístico”. Los brillantes diálogos y situaciones equívocas o grotescas de su obra dan paso a un humor de carácter surrealista que, a veces le coloca cerca del teatro absurdo de Ionesco. Tema central de sus obras es el amor, con gran carga erótica, pero casi siempre con un cierto toque nostálgico-pesimista. Sus mejores y más conocidas novelas son: “Amor se escribe sin hache”, “Espérame en Siberia, vida mía”, “Pero... ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?”, “La tournée de Dios” (esta última tuvo problemas con la censura republicana y, al finalizar la guerra, con la franquista). Entre las numerosas obras de teatro que escribió caben destacar: “Eloísa está debajo de un almendro”, “Un marido de ida y vuelta”, “Cuatro corazones con freno y marcha atrás”, “Angelina o el honor de un brigadier” y “Usted tiene ojos de mujer fatal”. Mención especial merecen las innumerables frases y aforismos que creó a lo largo de su vida y que recopiló en el libro “Máximas mínimas” y que son una auténtica gozada para los amantes del género.
Enrique Jardiel Poncela murió victima de un cáncer, pobre y olvidado, el 18 de febrero de 1952. Sus creaciones le han sobrevivido y, en los últimos años, se han reeditando sus más famosas novelas y obras de teatro en prestigiosas editoriales. A raíz de ello, se han formado numerosos foros en Internet creados por jóvenes lectores quienes, después de descubrir la agudeza de ingenio de este autor, quieren compartirlo con otros internautas.
Enrique Jardiel Poncela murió victima de un cáncer, pobre y olvidado, el 18 de febrero de 1952. Sus creaciones le han sobrevivido y, en los últimos años, se han reeditando sus más famosas novelas y obras de teatro en prestigiosas editoriales. A raíz de ello, se han formado numerosos foros en Internet creados por jóvenes lectores quienes, después de descubrir la agudeza de ingenio de este autor, quieren compartirlo con otros internautas.
“Sin menoscabo”. = Sin mermar el tamaño de algo. Figurado: sin perjudicar el prestigio o mérito de alguien. Similar: “Sin detrimento”.
“Importunar”. = Molestar, fastidiar.
“¡Como las balas!”. = (En bares o tabernas): ¡En seguida!
“Un sinvivir”. = Estado de intranquilidad, de ansiedad. “Esto no es vida”.
“Tropecientos”. = Mucho(s).
“Poder darse por contento”. = Poder estar satisfecho.
“Innato(a). = Connatural. Congénito. Intrínseco a la persona en cuestión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario