Cuando se supo en España que la UE rescataba a España con un crédito blando (óptimas condiciones de devolución), una ola de optimismo recorrió nuestro país Vimos en un reportaje de la tele la cara sonriente de Rajoy explicando a los periodistas que si la UE había presionado, él también había presionado (el “Superman” de La Moncloa).
En el transcurso de la noche se supo que se trataba de un crédito de unos cien mil millones de Euros a los bancos españoles para que saneen el sector crediticio. Es ahí donde cabía esperar que el presidente del Gobierno apareciera ante las cámaras, para explicar muchas cosas, que él aún no sabía. Dejó que el ministro de Economía, Luis de Guindos, diese la cara en cuestión tan enrevesada. Lo que más interesa al ciudadano de a pie es si el dinero de la UE servirá para recibir créditos privados e hipotecas. También sería interesante qué peso realmente tenemos en Bruselas, donde alguien, parece ser un alto funcionario alemán, calificó a España de “cuarta potencia económica de Europa”.
En fin, dejado el júbilo a un lado, España irá sabiendo la verdad: si es un país (parcialmente) intervenido o ha recibido un trato preferente. Pero el dinero habrá que devolverlo en el plazo y a las condiciones que se establezcan. ¿Quién será el pagano? Me temo que la sociedad y, como siempre, los de los pisos medios y bajos.
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