Esta visto que a la gente le va el morbo. Y si no que se lo digan al dueño de “Ratón”, el tristemente famoso toro asesino, que por 10.000 euros por actuación sigue dando tumbos por las fiestas de pueblo mientras el cuerpo aguante.
Poco parece haber cambiado desde la época del circo romano. Al público le sigue gustando ver correr la sangre, a ser posible la ajena. Según el periodista Paco Delgado, autor del libro La verdadera historia del toro Ratón: “Cuando no hay percances ni revolcones o cogidas la gente abuchea al toro. Quieren ver sustos, pasarlo mal en la plaza”.
Como el animal ya está entrado en años (tiene 12 años, lo que equivale a 80 en el ser humano), su propietario ya ha pensado en el relevo. Se trata de uno de los ocho hijos de “Ratón”, muy parecido físicamente a su padre, que responde al nombre de “Ratoncito” y que ya está haciendo sus pinitos en algunos bolos a la espera de hacerse un nombre. Lo que no consta es si este morlaco es tan brutal como su progenitor o si, para que no desmerezca, habrá de alguna manera que enseñarle a cornear con agresividad y a cebarse con los incautos que se cruzan en su camino para que su dueño, un tal Gregorio de Jesús, pueda seguirse forrando.
De momento, de Jesús ya ha pensado cómo seguir sacándole partido a “Ratón” una vez la bestia estire la pata. Va a mandar disecar a “Ratón” y exhibirlo en una urna que se ha hecho construir a esos efectos, por supuesto previo pago de la correspondiente entrada.
Margarita Rey
Poco parece haber cambiado desde la época del circo romano. Al público le sigue gustando ver correr la sangre, a ser posible la ajena. Según el periodista Paco Delgado, autor del libro La verdadera historia del toro Ratón: “Cuando no hay percances ni revolcones o cogidas la gente abuchea al toro. Quieren ver sustos, pasarlo mal en la plaza”.
Como el animal ya está entrado en años (tiene 12 años, lo que equivale a 80 en el ser humano), su propietario ya ha pensado en el relevo. Se trata de uno de los ocho hijos de “Ratón”, muy parecido físicamente a su padre, que responde al nombre de “Ratoncito” y que ya está haciendo sus pinitos en algunos bolos a la espera de hacerse un nombre. Lo que no consta es si este morlaco es tan brutal como su progenitor o si, para que no desmerezca, habrá de alguna manera que enseñarle a cornear con agresividad y a cebarse con los incautos que se cruzan en su camino para que su dueño, un tal Gregorio de Jesús, pueda seguirse forrando.
De momento, de Jesús ya ha pensado cómo seguir sacándole partido a “Ratón” una vez la bestia estire la pata. Va a mandar disecar a “Ratón” y exhibirlo en una urna que se ha hecho construir a esos efectos, por supuesto previo pago de la correspondiente entrada.
Margarita Rey
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