La salida de Tedeschi y la detención del mayordomo
El segundo episodio de esta batalla es el cese del presidente del Banco del Vaticano, Ettore Gotti Tedeschi, que se habría producido por los "celos" de Bertone por el hecho de que este solo dé cuentas de su actividad al papa, quien tras conocer la noticia de la destitución, según el supuesto "cuervo", se puso a llorar por su "amigo Ettore".
"Después se enfadó muchísimo y reaccionó diciendo que la verdad sobre este asunto tendría que salir", afirma el entrevistado, quien dice que el papa no impidió ese cese porque "habría significado una fractura clamorosa con su secretario de Estado".
Apenas 24 horas después era detenido el mayordomo del Papa en posesión de documentos confidenciales, en un caso que ha desatado las especulaciones de la prensa italiana: ¿Es realmente Gabriele un traidor, una especie de Judas del siglo XXI que traicionó al hombre al que servía el desayuno y la cena cada día?¿O es quizá víctima de un complot que quiere echarle unas culpas que no eran suyas?¿Quizá fue un simple ingenuo que quiso con las filtraciones poner en solfa a la corrupción vaticana?
Los datos personales de este romano de 46 años que vive en el Vaticano con su mujer y tres hijos arrojan dudas sobre su papel en esta historia.
"¿Por que pondría en riesgo la buena vida familiar que ha construido?", se preguntaba en voz alta un sacerdote no identificado en palabras al cronista vaticano de La Stampa, Andrea Tornielli tras definir al conocido como 'Pauletto' como un "hombre de simplicidad".
Según los "cuervos, el mayordomo sería un miembro más de esa célula de próximos al papa que tratan de protegerlo de la Curia. Para la comisión especial que ha ordenado su detención, creada por el propio Benedicto XVI el pasado mes de abril, es sospechoso de "robo agravado", al tratarse de documentos de un jefe de Estado.
Las intrigas vaticanas
La tercera teoría es más mundana pero fiel a la historia de intrigas vaticanas y luchas de poder dentro de la Curia.
El historiador eclesiástico Alberto Melloni escribía en el Corriere della Sera: "Esto no es una filtración de documentos que pueda calificarse como traición; es una estrategia de tensión, una orgía de vendetas y de vendetas preventivas que ahora se han escapado del control de aquellos que pensaban que podían orquestarlas".
Según esta teoría, el mayordomo no sería más que un instrumento de un grupo no identificado de "cardenales, arzobispos y monseñores" que preparaban "un auténtico golpe de estado" en el Vaticano, según La Repubblica.
"Los cerebros que han concebido este plan son los mismos que han filtrado los documentos a los medios de comunicación a través de topos con el objetivo de sembrar la discordia y hacer caer al gobierno vaticano", añade el rotativo.
Los máximos sospechosos estarían dentro del Colegio cardenalicio y en concreto en el grupo de cardenales de la "vieja guardia" de Juan Pablo II, que se han visto aislados del grupo de poder de Bertone.
Así que, tras los cuervos no habría más que una conjura para "eliminar a Bertone" en un contexto muy concreto: escándalos de pederastia, problemas con los integristas católicos y los Legionarios de Cristo y un pontífice en avanzada edad, con la consiguiente necesidad de situarse bien en el cónclave futuro.
"Hay algunos que se oponen al secretario de Estado, Tarcisio Bertone. Hay quienes piensan que Benedicto XVI es demasiado débil para llevar la Iglesia. Quienes consideran que es el momento adecuado para dar un paso adelante. De este modo se ha convertido en un todos contra todos, en una guerra en la que no se sabe ya quién está con quién y quién contra", reconocía el topo.
Mientras, el Vaticano calla más que habla y se limita a negar que haya un cardenal o una mujer entre los sospechosos. El mayordomo, por su parte, muestra su disposición a colaborar tras cuatro días encerrado en las bóvedas vaticanas, consciente de que se puede convertir en un cabeza de turco.
Y por último, Benedicto XVI solo responde a través de sus sermones. El último, el del pasado domingo de Pentecostés.
"Debemos elegir si permanecer bajo la bandera del diablo o bajo la de Jesús. Bajo la primera bandera nos unimos en busca de riqueza, el vano honor, el orgullo y por lo tanto todos los vicios. Bajo la de Jesús amando la pobreza -espiritual y material-, la humillación, la humildad y todo lo que se llama virtud", aseguraba citando a San Ignacio de Loyola, aunque sus palabras las podría haber suscrito el cardenal Lamberto.
Fuente: RTVE.es
Autor: Alberto Fernández
No hay comentarios:
Publicar un comentario