martes, 24 de abril de 2018

PINCELADA






Hoy se cumple un año del fallecimiento de mi esposo Manuel. Repasando sus apuntes he encontrado un poema cortito suyo que quisiera compartir con vosotros para honrar su memoria:


MIRAR SIN VER
 
De tanto mirar, mis ojos ya no veían.
Ansiosos querían acaparar toda la luz,
el aire, los colores
para una posterior sinfonía de recuerdos.
 
M.M. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

domingo, 1 de abril de 2018

PENSAMIENTO








“Las religiones son para los creyentes
la vitamina de la esperanza
de los paraísos y glorias prometidos”.
 

M.M.
 
 
 
 
 

Pincelada: EL CONEJO DE PASCUA







Seguro que les interesará conocer el origen de la leyenda del conejo de Pascua. Hay distintas versiones y yo para hoy, Domingo de Pascua, he seleccionado las dos más conocidas:
 
La historia que tiene más peso se remonta a las culturas anglo-sajonas pre-cristianas ubicadas en el hemisferio norte. Mucho tiempo antes que Cristo naciera, el conejo quien se caracteriza por ser muy fértil, era el símbolo terrenal y animal favorito de la diosa “Eastre”, diosa de la fertilidad.
 
El mes de abril es el mes de esta divinidad, quien más tarde pondría nombre a la celebración cristiana (“easter”, en inglés) y que a su vez, coincide con el comienzo de la primavera y la nueva vida que caracteriza esta estación en los países del norte. Por este motivo, el conejo pasó a ser muy popular durante la pascua y a simbolizar el valor de la vida que se destaca durante esta celebración.
 
Las leyendas señalan que tal asociación ocurrió en el siglo XVI en Alemania, cuando Georg Franck von Frankenau escribió “De ovis paschalibus” (Sobre el huevo de pascua) el cual hablaba sobre la tradición de un conejo que llevaba huevos durante esta fecha.
 
En el siglo XVIII el conejo de pascua llegó a Estados Unidos. Gracias a los inmigrantes alemanes que llegaron al Pennsylvania. Ellos comenzarían la tradición de los huevos de colores para el día de pascua de resurrección sólo si los niños se portaban bien. La venida del “Oschster Haws” o "Easter Bunny" se convertiría allí en un evento al nivel del Viejo Pascuero en Nochebuena.  En ese entonces, los niños construían nidos en distintos lugares cercanos a sus hogares, para que el conejo pusiera sus huevos. Más tarde la nueva tradición sería construir cestas para poner los huevos.
 
El origen de la segunda costumbre viene de los antiguos egipcios, quienes acostumbraban regalarse en ocasiones especiales, huevos decorados por ellos mismos. Los decoraban con pinturas que sacaban de las plantas y el mejor regalo era el huevo que estuviera mejor pintado. Ellos los ponían como adornos en sus casas.

Cuando Jesús se fue al cielo después de resucitar, los primeros cristianos fijaron una época del año, la Cuaresma, cuarenta días antes de la fiesta de Pascua, en la que todos los cristianos debían hacer sacrificios para limpiar su alma. Uno de estos sacrificios era no comer huevo durante la Cuaresma.

Entonces, el día de Pascua, salían de sus casas con canastas de huevos para regalar a los demás cristianos. Todos se ponían muy contentos, pues con los huevos recordaban que estaban festejando la Pascua, la Resurrección de Jesús.
 
Uno de estos primeros cristianos, se acordó un día de Pascua, de lo que hacían los egipcios y se le ocurrió pintar los huevos que iba a regalar. A los demás cristianos les encantó la idea y la imitaron. Desde entonces, se regalan huevos de colores en Pascua para recordar que Jesús resucitó.
 
Poco a poco, otros cristianos tuvieron nuevas ideas, como hacer huevos de chocolate y de dulce para regalar en Pascua. Son esos los que regalamos hoy en día.
 
Y con estas dos bonitas leyendas me despido por hoy de ustedes no sin desearles un FELIZ DOMINGO DE PASCUA.
 
 
 
Margarita Rey
 
Fuentes: Emol Tendencias
              Catholic.net.com