Agosto es el mes de vacaciones por antonomasia. La DGT (Dirección General de Tráfico) y la Guardia Civil de Tráfico extremarán sus dispositivos para asegurar a los automovilistas un buen viaje y evitar dolorosas muertes en las autovías, autopistas y carreteras espanolas. No siempre tienen éxito, pero si consiguen reducir el número de bajas es motivo de alegrarse y por parte de los ciudadanos no está de más agradecer sus servicios a ambas instituciones.
En agosto, pese a la crisis y los problemas con las hipotecas, las playas se llenarán de turistas nacionales y exranjeros, pero se observa que las estancias vienen siendo más cortas en los hoteles, que la gente prefiere alquilar una casa rural con cocina y que había menos público en restaurantes donde antes había que hacer cola en la calle hasta llegar, por fin, a una mesa. El gesto de prepotencia de muchos propietarios de bares, restaurantes y chiringuitos ha desaparecido.
La política también estará de vacaciones…relativamente. Zapatero sólo pasará un par de semanas en el pueblo y volverá a La Moncloa para seguir estudiando salidas a la situación que nos oprime. Me imagino que Rajoy y sus ángeles de la guarda también harán vacaciones, pero no del todo. Seguirán estudiando a cuántas cosas más que haga el Gobierno podrán decir NO y no perderán ninguna ocasión para repetir que “el problema es Zapatero”, ergo: “que se largue”. Si Zapatero está dispuesto a darle el gustazo al pintoresco líder de la oposición es otra cuestión.
Y los Reyes estarán, como en los últimos 34 agostos en su Palacio de Miravent en Mallorca, jugando a los barquitos. Entretanto, la familia real ha crecido mucho. Los Reyes tandrán derecho al carné de familia numerosa.
A todos: buenas vacaciones.
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