sábado, 14 de agosto de 2010
"Detrás mía"
La RAE acaba de publicar su tercera gramática. Es una obra de titanes, un autentico monumento a la lengua de Cervantes, López de Vega, Tirso de Molina, Calderón de la Barca y muchos otros genios de la hispánica lengua, entre los que yo incluiría, en nuestros días, a Arturo Pérez Reverte, un auténtico monstruo de nuestras letras modernas.
Bien, ya tenemos una magnífica gramática, en la que han colaborado un gran equipo formado por académicos, profesores de Universidad y científicos norteamericanos e hispanoamericanos. ¿Servirá esta obra para salvar al castellano de todos los virus que lo están degenerando? La culpa es en gran parte de los medios de comunicación, a los que acceden los “periodistas” salidos de las universidades. MI sospecha es que el virus procede de más alto. En un debate de televisión oí decir a un catedrático: “Detrás mía”. Lo correcto es "detrás de mí". ¿Servirá la magnífica y elitista obra para que se acabe el “leísmo”, que no se emplee “le” como complemento directo femenino: “Le vi” (error) por “la vi”, correcto? ¿Salvará la nueva obra a “cuyo”, que ya casi ha desaparecido, al subjuntivo que está siendo tragado por el indicativo o al indefinido que ha sido fagocitado por el imperfecto histórico actualizado? Para ello sería precisa una intensa operación coordinada con los redactores-jefes de los medios de comunicación y repasada con los catedráticos de Ciencias de la Información. Soy miembro de la Asociación alemana para la defensa del alemán...A cada miembro nos corresponde la tarea de protestar ante los responsables de los disparates que se digan o impriman en alemán. Nuestras protestas son enviadas por correo electrónico a la central, que recurre a las más altas instancias. A la Asociación pertenecen importantes personalidades de la vida pública alemana e incluso conocidos políticos. ¿No hay en nuestro país algo parecido? Del Director de la Real Academia se espera también una labor difusora-didáctica, como la que llevaba a cabo don Lázaro Carreter con sus enjundiosos artículos en ABC y después en El País.
Conozco muy bien el Instituto Cervantes de Munich, donde pronuncié numerosas conferencias cuando aún era Instituto Esp. de Cultura. Los Institutos Cervantes en casi todo el mundo están llevando a cabo una gran misión. Da gusto oír hablar castellano a los estudiantes. ¿No habrá llegado ya la necesidad de establecer por todo nuestro país Institutos Cervantes, sobre todo para periodistas y sus profesores? Y para los ciudadanos que se interesen por su lengua.
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