Me dice un amigo que mis artículos tan críticos contra el PSOE sólo hacen el juego a la derecha. No estoy de acuerdo. En primer lugar, hay una crítica “contra” y una crítica a favor de. Yo critico a favor del partido al que pertenezco casi cuatro décadas, cuando el PSOE estaba exiliado en Toulouse. He trabajado mucho por el partido, sin pedir nada a cambio. La última década, colaboré en la mejora y modernización de “Le Socialiste”, que así teníamos que nombrar, según las leyes francesas, al órgano de nuestro partido. Bajo el seudónimo de “El Mirlo” escribí numerosos artículos contra la dictadura y sus pancistas, alguno de los cuales militan hoy en el PP, e incluso en el PSOE. No tengo nada en contra, si por fin se hizo la luz democrática en sus deformados cerebros. Por mi importante situación en los medios alemanes de comunicación pude fomentar el conocimiento del PSOE y de la UGT en Alemania. Pertenecí al círculo de socialistas españoles que desde el partido hermano alemán, SPD, contribuimos al establecimiento de los jóvenes líderes socialistas en España. En mis actividades me regí por la frase de Pablo Iglesias: “El buen socialista está sólo al servicio del partido, nunca el partido al servicio del socialista”.
¿Podemos hoy suscribir estas palabras del fundador del PSOE y de la UGT? Ésta es mi crítica, unida al deseo de que el PSOE vuelva a ser la primera fuerza política en España. No sólo por el número de afiliados, sino por su calidad política, ética y honradez. Propugno un partido sin personalismos, sin favoritismos ni enchufismos, un partido enfocado a los trabajadores y a los pequeños empleados; sin señoritos ni señorones, sino un partido que sepa reconocer el trabajo de sus dirigentes hasta el más alto nivel, y al mismo tiempo, sea solidario con cada compañero Sin los militantes de base no hay partido. Es lo que nos diferencia del ultraderechista PP.
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