viernes, 20 de agosto de 2010

"Dejemos hablar a la diplomacia, pero sin mentirnos


Pérez Rubalcaba, ministro de Interior



Ha bastado un gesto del monarca alauí Mohnamme VI para que terminen en seguida las manifestaciones antiespanolas en la tierra de nadie entre Melilla y Marruecos. El Gobierno español “da crédito” a las explicaciones de Rabat para minimizar el conflicto, hablar de las excelentes relaciones entre Madrid y Rabat y al propio tiempo activar la diplomacia. Como Rabat asegura que se ha tratado de un intento de la sociedad civil, para ver hasta dónde puede llegar (¿?), ha sido enviado “al frente” el ministro de Interior para tratar con su colega marroquí de este delicado asunto. Pasa así el incidente a ser un conflicto civil de orden público

Pero por mucho que se empecinen Rodríguez Zapatero y su ministro de Exteriores, lo ocurrido en Melilla (que también podría extenderse a Ceuta,) depende de la estrategia del Rey, que momentáneamente debe de desear algo concreto de Espana o recordar a Espana que “lunas de miel” también tienen su precio Por muchos caramelos que se repartan entre Madrid y Rabat, una cosa está clara: Mohennebd VI va a su bola, jamás ha renunciado ni renunciará a Ceuta, a Melilla y a los islotes como Perejil. Mohammed tiene un plan ofensivo, caracterizado por un pinchazo de vez en cuando en las posaderas de Zapatero y Moratinos Pero Mohammed, como todos los árabes, sabe esperar. De momento no le interesa una guerra abierta contra Espana. Necesita nuestro país para hacerse con el Sahara Occidental y se promete de Madrid que el Gobierno le apoye para su ingreso en la UE. Cree Mohammed que ocho siglos de permanencia en Al-Andalus es un buen certificado de europeismo.

Si Mohammed VI fracasa en el Sahara y en la Union Eropea, ¿qué pasará con Ceuta y Melilla? La diplomacia española tendrá mucho trabajo, Hará falta un Ministro de Asuntos exteriores de gran formato.

Por lo demás, recientemente oí en la televisión a una ceutí española que opinaba que Ceuta y Melilla pertenecerían a Marruecos en un plazo no largo, de forma pacífica. Ya viven en ambas ciudades más marroquíes que espanoles, que se están yendo a vivir a la Península.

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