jueves, 12 de agosto de 2010

"Necesitamos el auténtico PSOE"


Pablo Iglesias



Si comparamos el PSOE fundado por Pablo Iglesias con el de José Luis Rodríguez Zapatero, la distancia es abismal. Es cierto que los tiempos de Pablo Iglesias no son los tiempos de hoy, en los que el capitalismo se ha renovado ante la impotencia de socialistas y sindicalistas, deshaciéndose cada vez más del Estado, que es la institución más imprescindible para que tanto el socialismo como el sindicalismo puedan actuar a favor de las capas más desprotegidas de la sociedad. Ha sido el capitalismo con su consumismo (e incluso haciendo creer al socialismo y al sindicalismo que la conversión de los trabajadores en clase media y su capacidad de consumo eran éxitos de ambos), el que se está cargando al Estado gradualmente, porque el Estado, y más con los socialistas en el gobierno, es un gran impedimento en su política de magnificación del lucro. Para su política de privatizaciones, la derecha, los neoconservadores, resultan más útiles, de ahí el apoyo incondicional del capitalismo a los partidos derechistas.

En esta situación necesitamos los socialistas, o “sociatas” según nos llaman los de la ultraderecha, un firme partido socialista, un PSOE cohesionado en nuestra meta de mejorar la sociedad y el mundo, pero nos encontramos con un PSOE unipersonal. Zapatero no está a la altura de líderes como Pablo Iglesias, Julián Zugazaigotia, Tomás Meabe o más moderno, Indalecio Prieto, y, actual, Felipe González, aunque no ha sido del todo trigo limpio. Zapatero concibe al PSOE como su finca particular, en la que a dedo decide quién ha de ser quién en el partido. El PSOE histórico se caracterizaba por sus intensos debates para decidir la estrategia más apropiada. Hoy se hacen nombramientos porque sí, se imponen candidatos arbitrariamente. Zapatero, y no sólo él, es, a veces, la antítesis del socialismo democrático.

¿Dónde están los líderes socialistas del próximo futuro? En el gobierno de Zapatero no veo ninguna personalidad para sustituirlo (él ya se ha encargado de que no haya sucesores que hagan sombra), salvo tal vez la ministra de Defensa, Carme Chacón. Si propusiera al caballero Miguel Angel Moratinos, alguien podría pensar que no escribo en serio. .José Bono para mí no sería tampoco el candidato ideal. Un católico practicante es todo lo contrario al uso de la razón, que ha estado siempre en la base del socialismo, uno de los hijos de la Ilustración. No es mi intención describir aquí la trayectoria de Bono desde Salobre a Madrid. Tal vez el ilustre manchego acabe su carrera política de embajador en El Vaticano. Me imagino que Zapatero no tendría nada en contra.

El gran desafío para el PSOE y la izquierda es recuperar a los nuestros, a los subprivilegiados, a los indefensos, a los nuevos proletarios de las hipotecas y los créditos, a los intelectuales solidarios con nuestra secular utopía, que aún no hemos conseguido por estar en el gobierno. Al contrario: estamos en el Gobierno de prestado, mientras nos adaptemos a los deseos del gran capital. ¿No estamos traicionando a nuestros ideales?

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