martes, 13 de abril de 2010

Un primer paso

Por fin habló El Vaticano. En un comunicado ha condenado abiertamente a los miembros de la Iglesia que abusan de los menores. Los pederastas han de ser llevados a la justicia para que reciban su merecido castigo. Hasta ahora era práctica usual de la Iglesia esconder a los clérigos pederastas en otras diócesis, en otras parroquias. Benedicto XVI (alias Ratzinger) sabe de esto, según ha denunciado la prensa alemana.

Ahora queda un segundo paso: que se suprima el artificial y siniestro celibato, permitiendo a los religiosos católicos que se casen y funden una familia. Tal vez con esto se mermarían considerablemente los abusos sexuales a menores. Los pastores protestantes pueden casarse y no son por eso peores sacerdortes que sus colegas católicos.

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