sábado, 17 de abril de 2010

Carta a un amigo cansado de la política

Querido amigo:

Me escribes que estás harto de la política, que no sabes ya a qué partido votar y que en el futuro no vas a votar.

José, no podemos prescindir de la política, que nos envuelve y determina a todos. No sólo la política de nuestro país, sino la de otros países, como, por ejemplo, Estados Unidos. En las últimas elecciones norteamericanas votó todo el mundo, aunque sólo fuese mentalmente, y los progresistas se alegraron de la victoria de Obama, depositando en él la esperanza de un cambio, por lo menos en Occidente, para mejor. Ya veremos.

Decía Churchill que la democracia es el menos malo de todos los sistemas. Ahora, después de 40 años de falta de libertad, tenemos una democracia que nos devuelve los derechos fundamentales como son la libertad del individuo, la libertad de elegir a nuestros gobernantes, la libertad de información y de opinión, entre otras. En democracia, la persona puede desarrollar sus ideas y exponerlas, siempre que éstas no sean anticonstitucionales, es decir que vayan en contra de la democracia, de la libertad de todos. A los enemigos de la democracia no se les combate quedándose en casa el día de las elecciones, sino acudiendo a las urnas. El abstencionismo es el principal aliado de los enemigos de la democracia. No te dejes seducir por esos que difunden la idea de que España está en la misma situación que en 1936. Es mentira. Las instituciones están demostrando ser más fuertes que los ataques contra ellas. La Corona, representada por el rey Juan Carlos es la garantía de nuestra democracia, y no hace falta ser monárquico para pensar así, también los republicanos se benefician de esa garantía y pueden exhibir la bandera republicana e incluso expresar pacíficamente su deseo de una república.

La democracia no la hacen los políticos, que son nuestros representantes, sino la sociedad. Al contrario que en las dictaduras tenemos la oportunidad de cambiar de gobierno y de políticos. El parlamento o Congreso de los Diputados tiene la última palabra y si también nos falla el parlamento, ahí están las urnas para que al final de una legislatura impongamos nuestra voluntad.

José, cuida tranquilo de tu jardín.

Un abrazo.

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