Comiendo un día en un restaurante oí decir a una señora con acento andaluz al camarero: “Oiga, este filete está más duro que la pata de Perico”. El camarero se disculpó y se llevó el filete a la cocina.
Me hizo mucha gracia el dicho, que se lo había oído muchas veces a mi abuela y mi madre (también andaluzas) y que yo también he empleado alguna vez. Le pregunté a mi madre que quién era ese Perico de la pata dura, y mi madre me contestó que era un cojo que tenía una pata de palo. Me conformé con la explicación. ¡En Andalucía ocurren tantas cosas! (Hay investigadores que afirman que el dicho es de origen sudamericano).
Pero al oír esta expresión después de tantos años de profesor de español en Alemania, donde uno aprende a analizarlo todo, empecé a darle vueltas al asunto. Eso de la pata de palo no acababa ahora de convencerme. Consulté diversos libros de refranes castellanos y casi todos coincidían en una versión: “En Sudamérica, una señora le regaló un perico a un inglés amigo suyo. Al día siguiente, el inglés fue a darle las gracias a la señora por el regalo. La señora le preguntó:
-¿Qué tal el perico?
- Magnífico. Pero estar mucho dura la pata del perico.
El míster se lo había zampado.
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