Me gusta conversar con las y los estudiantes. Sus conocimientos de informática son asombrosos. Pero cuando llevo la conversación a otros campos, sufro una gran decepción. La enseñanza en España me parece muy deficiente. Nadie conoce al Arcipreste de Hita (“El libro del buen amor”), o a Fernando Rojas (“La Celestina”). Una joven no sabía quién es el autor de “El Quijote”. Escritores como Leopoldo Alas “Clarín” (“La Regenta”), Don Benito Pérez Galdós (“Los episodios nacionales”) e incluso poetas como Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Miguel Hernández… (la lista podría alargarse), no son del dominio público entre los estudiantes.
En el aprendizaje de las lenguas, la situación es igualmente desastrosa. Aún no he hallado a una o un estudiante que sea capaz de mantener una fluida conversación en inglés o en alemán conmigo. Algo falla en el sistema. ¿De qué sirve que los niños pequeños aprendan ya inglés en la guardería, si la profesora o el profesor son españoles y hablan la lengua de Shakespeare (por utilizar el tópico) con acento. Los niños aprenden con pasmosa facilidad los idiomas, pero han de tener a docentes nativos como personas de referencia. Lo mismo ocurre con la enseñanza de lenguas en los altos niveles. Son muy pocos los profesores nativos en las aulas españolas. Intenté hablar en alemán con un estudiante que asistía a los cursos de la Escuela Oficial de Idiomas; fue imposible. Después de tres años de aprendizaje de la lengua alemana, el joven no sabía aún como se dice “techo” o “suelo” en alemán.
Creo que ya que hablamos tanto de Unión Europea y que existen programas de intercambio como Erasmus, se podría establecer un intenso programa de intercambios de docentes como existen en Inglaterra, Francia y Alemania. Profesores españoles de inglés o de alemán (también de francés o de cualquier otra lengua corriente) irían al país, cuya lengua conocen, como profesores de español. Un inglés, alemán o francés vendría a España como profesor de su idioma. Sería lo ideal para que los alumnos aprendan a fondo con nativos la lengua elegida.
Una catástrofe es la situación del latín y del griego clásico en el sistema educativo español. Es una política miope, porque el latín y el griego son los mejores instrumentos para aprender otra lengua, incluso para profundizar en el conocimiento de la propia lengua. He comprobado que en algunos institutos se está enseñando el griego moderno. Me parece una excelente idea, que me consuela un tanto.
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