Nuestra Economía anda de capa caída y cualquier apoyo es poco para salir de este hoyo en el que nos primero nos habíamos metido solitos y del que ahora no podemos salir por culpa de los llamados “mercados”.
Así lo ha entendido don Juan Carlos quien, caminando todavía que da pena verlo, no ha dudado en hacer un maratoniano viaje a Rusia acompañado de una delegación de empresarios españoles que intentan vender su tecnología en aquel país.
Esta vez se trata de conseguir la adjudicación de las obras de construcción y gestión del superproyecto del AVE que unirá Moscú y San Petersburgo. Un proyecto de 17.400 millones de euros (¡ahí es nada!), aunque la cosa está bastante difícil pues nuestros más directos competidores son dos potentes compañías: Siemens (Alemania) y Alstom (Francia), con el agravante que ambas llevan ya dos años de intensas negociaciones con los rusos.
Puede ser que esta vez España no lo consiga, pero la cosa no pinta tan mal en un futuro próximo, ya que Rusia tiene la intención de construir una red de líneas de alta velocidad por todo el país. Recientemente, el grupo OHL ha conseguido un contrato para poner a punto la infraestructura para la construcción de un tren de alta velocidad en los Urales.
A Don Juan Carlos, que no viajaba desde hace 20 años con periodistas en el mismo avión, se le vio muy relajado en sus charlas informales con el grupo de doce profesionales de la prensa que le acompañaban en su visita a Rusia donde, además, recibirá el Premio Estatal Ruso 2010 por sus actividades humanitarias de manos del presidente ruso, Vladimir Putin.
Con la campechanería que le caracteriza, don Juan Carlos, al ser preguntado por su estado de salud tras la operación y rehabilitación contestó: "Cualquier otra persona estaría aún de baja, pero yo tengo que currar”. Y se quejó de que la prensa hubiese pasado casi por alto lo pronto que había retomado su actividad tras su intervención de cadera. "Eso no lo decís en ningún lado"manifestó, medio en broma medio en serio.
Margarita Rey
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