Sobre el súper aeropuerto de Castellón, donde no falta ni un detalle, salvo el de los pasajeros, levanta ahora su vuelo un magnífico avión, afianzado por una gran barra. El conjunto está elaborado en acero cortén, cobre y acero inoxidable. Es la escultura más grande del escultor Juan Ripollés y cuesta más de 300.000 euros. El avión tiene 14 metros de altura, 18 de ancho y un peso cercano a las 33 toneladas.
A la vista de esta megalomanía, en un país hipotecado, cabe preguntarse si estamos ante otro ejemplo de estulticia ibérica o de locura de grandeza. Y ahora Ripollés se pregunta: ¿Quién me pagará a mí los 127.000 euros que he tenido que poner de mi bolsillo? Puede que la hija de Fabra, no muy sutil en la elección de su vocabulario, le suelte un “que se joda”.
A la vista de esta megalomanía, en un país hipotecado, cabe preguntarse si estamos ante otro ejemplo de estulticia ibérica o de locura de grandeza. Y ahora Ripollés se pregunta: ¿Quién me pagará a mí los 127.000 euros que he tenido que poner de mi bolsillo? Puede que la hija de Fabra, no muy sutil en la elección de su vocabulario, le suelte un “que se joda”.
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