Y digo con estupor porque, más de un año después del seísmo, la localidad murciana sigue sin volver a la normalidad, las ayudas fluyen con cuentagotas y más de 7.000 vecinos no han podido regresar todavía a sus casas alojándose como pueden en casa de familiares o en pisos alquilados. De los 31 millones de euros que suman las peticiones de ayudas, sólo una décima parte ha llegado hasta ahora a los damnificados.
Por eso, la mayor parte de los lorquinos, que se sienten abandonados por las distintas administraciones que prometieron una ayuda rápida y sin trámites burocráticos, consideran que la inauguración del Parador es una burla a los vecinos afectados por el terremoto y más, teniendo en cuenta, que la inversión se cifra en 30 millones de euros, de los cuales Paradores ha invertido 25,5 millones de euros en la habilitación, más una ayuda de otros cinco millones por los daños ocasionados por el terremoto que el 11 de mayo de 2011 sufrió Lorca que aquí (¡qué casualidad!) sí que han llegado puntualmente para que el edificio pudiese ser inaugurado, eso sí, con un año de retraso.
Por mucho que el Parador de Lorca se ubique en el antiguo Castillo de Lorca, de gran importancia histórica, ya que fue lugar de encuentro de las culturas islámica, judía y cristiana, no creo que el negocio en los próximos años le vaya a ir muy bien. A pocos turistas les gusta pasearse por una ciudad todavía repleta de escombros, donde muchos de los comercios del centro siguen cerrados por falta de medios para su rehabilitación.
Mientras tanto, los sufridos habitantes de Lorca, han tenido que asistir al paripé mediático con cara de vinagre. En su fuero interno pensarán que más hubiese valido emplear ese dinero en renovar aunque sólo fuese una parte de las innumerables viviendas que siguen estando inhabitables y ¡lo que te rondaré morena! dada la situación económica actual.
Margarita Rey
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