Nos ha soliviantado una noticia oída ayer en radio y televisión: Según una investigación realizada durante los pasados meses de junio y julio por un equipo de detectives españoles por encargo de la NAID (organización internacional que promueve la destrucción segura de la información personal), el 75% de las entidades bancarias investigadas y la mitad de los centros médicos tiró sus ficheros a la basura sin destruirlos de forma adecuada, como marca la Ley de Protección de Datos. Y, lo que es peor, toda esta información personal y confidencial se ha encontrado sin destruir en bolsas y cubos de basura situados en vías públicas.
Aunque las multas que establece la Ley de Protección de Datos por la no destrucción adecuada de datos personales de los ciudadanos de nuestro país pueden llegar a los 600.000 euros, del estudio se desprende también que todas las oficinas gubernamentales investigadas tiran documentación personal y confidencial sin destruirla convenientemente.
El asunto es tan grave y alarmante que debería intervenir inmediatamente el Fiscal General del Estado, la policía judicial y el Servicio español de inteligencia. Hay que depurar con toda urgencia las responsabilidades y garantizar que tamaño escándalo no se vuelva nunca a repetir. ¡Qué caigan las cabezas que tengan que caer!
Aunque las multas que establece la Ley de Protección de Datos por la no destrucción adecuada de datos personales de los ciudadanos de nuestro país pueden llegar a los 600.000 euros, del estudio se desprende también que todas las oficinas gubernamentales investigadas tiran documentación personal y confidencial sin destruirla convenientemente.
El asunto es tan grave y alarmante que debería intervenir inmediatamente el Fiscal General del Estado, la policía judicial y el Servicio español de inteligencia. Hay que depurar con toda urgencia las responsabilidades y garantizar que tamaño escándalo no se vuelva nunca a repetir. ¡Qué caigan las cabezas que tengan que caer!
¿Y qué pasa con la Oficina Nacional de Protección de Datos? ¿Está asegurado que las empresas encargadas de la eliminación de datos altamente sensibles cumplan seriamente con su cometido? En este caso, obviamente, no.
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