sábado, 3 de septiembre de 2011

Pincelada: Ahorrar, ahorrar y ahorrar






En los tiempos que corren, a todos nos toca apretarnos el cinturón, sobre todo después de las vacaciones, que siempre suelen salir algo más caras de lo que habíamos previsto.

Si las expresiones más usadas tuviesen un ránking, seguro que la frase "no llego a fin de mes" se convertiría en el número uno de lás más oídas actualmente en España. En septiembre, con el curso escolar a punto de comenzar y todos los gastos que ello conlleva, ¿de dónde sacar, si no hay? Los castizos contestarían aquí: "¡Ahorrando, que es gerundio!"

Seguro que muchos de ustedes tienen su receta personal de reducción de gastos. La verdad es que, en estos casos, me acuerdo mucho de mi madre. Ella sí que sabía sacar preparar exquisitos menús con cuatro cosillas. Pero ahora, con eso de que casi todas las mujeres trabajamos fuera de casa, se ha perdido la cultura de "reciclar" los restos de la comida del día anterior, ya sea por cansancio, por pereza, o , simplemente, porque ya no se sabe guisar como lo hacían las amas de casa de antaño. Lo cierto es que la jornada de trabajo en el hogar de nuestras madres y abuelas era muchísimo más larga que la nuestra en una empresa. Por aquel entonces, también las familias eran más numerosas y los maridos mucho más exigentes. Además, ellas no disponían ni de lavadoras, ni secadoras, ni aspiradoras, ni de ningún otro tipo de aparato que las ayudase en sus duras tareas. Lo hacían todo a mano, siempre y cuando no tuviesen la gran suerte de disponer de una criada o de una mujer de hacer faenas, que es como entonces se llamaba a las "empleadas del hogar" o "asistentas por horas".

Pues estudiando en qué se podría ahorrar, podríamos empezar por la electricidad, que ha subido una barbaridad en los últimos dos años. Tendríamos que volver a la buena costumbre de encender sólo las luces de la habitación donde nos encontremos, en lugar de dejar todas las lámparas de la casa prendidas, como si de una iluminación navideña se tratase.

El aire acondicionado es otro factor muy a tener en cuenta: 25º en verano y 20º en invierno deberían bastar. Las lavadoras y los lavavajillas se deberían sólo utilizar cuando estén llenos y no a media carga. Además, como ahora nos duchamos y cambiamos de ropa a diario, ésta no suele estar casi sucia, por lo que un lavado a 30º o a 40º es más que suficiente. Las secadoras consumen el doble de energía eléctrica que una lavadora, por lo que conviene no usarlas más de lo imprescindible.

Y ya que hablamos de ahorrar, piensen también en el cafetito o en el bocata de media mañana, que muchos, por costumbre, toman en el bar. O en los bollicaos de los nenes. Preparar los bocadillos en casa y convencer a los niños de que la dulcería industrial no sólo es insana, sino que, para más inri, engorda un montón, podría suponer un ahorro adicional de 50 a 80 euros al mes.
Margarita Rey

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