LABORDETA
España ha perdido a uno de sus hijos más valiosos, al que los demócratas españoles deben, junto a otros españoles, que se atrevieron durante la dictadura a defender públicamente la libertad y la democracia que ahora tenemos. Para Labordeta, y no sólo para él, esta democracia no sólo es perfectible, sino que está necesitada de urgentes reformas.
José Antonio Labordeta, fallecido este fin de semana a los 75 años de edad, no era sólo en cantautor, que cantaba lo que los demócratas españoles deseaban oír, asfixiados por la brutal represión del franquismo, sino también decía sin miedo las verdades a los cuatro vientos. Para los demócratas en España y en el exilio, Labordeta era uno de los más destacados portavoces de la nueva España, que estaba por llegar.
En todas sus facetas se le ve como defensor de la democracia, también de la actual democracia: como escritor, como político (diputado por el Partido Aragonista) y también como presentador en televisión. Labordeta veía los agujeros negros de la nueva democracia y los señalaba públicamente, aunque los otros partidos mayoritarios, PSOE y PP miraban hacia otro sitio, por ejemplo en los casos de corrupción, pero también en los déficits de democracia, que todavía se hacen evidentes en España, sobre todo en el espectro derechista, donde han hallado cobijo los partidarios más recalcitrantes de Franco.
Todos echaremos de menos al aragonés, al que tanta ilusión y esperanza debemos.
España ha perdido a uno de sus hijos más valiosos, al que los demócratas españoles deben, junto a otros españoles, que se atrevieron durante la dictadura a defender públicamente la libertad y la democracia que ahora tenemos. Para Labordeta, y no sólo para él, esta democracia no sólo es perfectible, sino que está necesitada de urgentes reformas.
José Antonio Labordeta, fallecido este fin de semana a los 75 años de edad, no era sólo en cantautor, que cantaba lo que los demócratas españoles deseaban oír, asfixiados por la brutal represión del franquismo, sino también decía sin miedo las verdades a los cuatro vientos. Para los demócratas en España y en el exilio, Labordeta era uno de los más destacados portavoces de la nueva España, que estaba por llegar.
En todas sus facetas se le ve como defensor de la democracia, también de la actual democracia: como escritor, como político (diputado por el Partido Aragonista) y también como presentador en televisión. Labordeta veía los agujeros negros de la nueva democracia y los señalaba públicamente, aunque los otros partidos mayoritarios, PSOE y PP miraban hacia otro sitio, por ejemplo en los casos de corrupción, pero también en los déficits de democracia, que todavía se hacen evidentes en España, sobre todo en el espectro derechista, donde han hallado cobijo los partidarios más recalcitrantes de Franco.
Todos echaremos de menos al aragonés, al que tanta ilusión y esperanza debemos.
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