La mayoría de los analistas políticos no descartan que fuese útil para el país una coalición del PSOE con el PP. Pero no parece que ambos partidos estén de acuerdo. El PSOE disfraza la oferta de una coalición con nebulosos “pactos de Estado”, con lo cual no se reconoce que el partido socialista y menos el presidente del Gobierno, Zapatero no están ya en condiciones de gobernar solos a España en las difíciles condiciones socioeconómicas actuales. En vez de una coalición con el PP, el PSOE parece haber cerrado una coalición consigo mismo. En una coalición, como la que preside la conservadora canciller alemana, Angela Merkel con el partido demoliberal (FDP) de Westerwelle, hay muchas y fuertes discusiones sobre el rumbo a seguir. Por ejemplo, en la cuestión de los impuestos Merkel es partidaria de su subida, mientras que Westerwelle, que representa los intereses de los grandes, medianos y pequeños empresarios, quiere una bajada. El demoliberal se opone firmemente a la subida, que desde el punto de vista conservador es la única viable y conveniente. Tras las discusiones, el uno o el otro partido de la coalición tendrá que ceder o dar por roto el “contrato” de coalición y el gobierno tendrá que buscarse otro socio y si no lo encuentra, dar por concluida la legislatura y convocar elecciones anticipadas.
En España parece que existe una coalición del PSOE con el PSOE. Una parte del gobierno parece poner en tela de juicio lo acordado, con la bendición de Zapatero, enfrente de la otra parte. Un reciente ejemplo fue la cuestión de recortar los sueldos de los funcionarios, lo que despertó las iras de este privilegiado estamento. En España habría que introducir la norma alemana de “sueldo según rendimiento”. Tal vez así se acabaría la arrogancia y falta de respeto de funcionarios españoles, que en muchos casos no se matan a trabajar a costa del sufrido público ante las ventanillas. La decisión se ha desvanecido en un limbo que podría ser que sí o que no, más bien esto último. Otra decisión, correcta, del Gobierno de elevar la edad de la jubilación a los 67 años, ha provocado una manifiesta contradicción del Gobierno. Mientras fue anunciada en todos los medios de comunicación, 24 horas más tarde, desde el Gobierno se desmentía la medida. Los débiles sindicatos CC OO y UGT quisieron aquí mostrar sus músculos en contra de la decisión. Lamentable el número de manifestantes que acudieron a las convocatorias en una tema tan importante para la sociedad. El Gobierno tiene razón. Dentro de diez años habrá más personas mayores de 65 años que jóvenes. ¿Quién va a pagar las jubilaciones? En Alemania fue aumentada la edad de la jubilación a los 67 años, sin que se produjera ningún terremoto social. Francia y Gran Bretaña (edad: 67) piensan incluso en subir la edad de la jubilación a los 70 años. En todos los casos se trata de la mayor expectativa de vida como consecuencia de los adelantos en la medicina. El envejecimiento de Europa no puede negarse; bajo tales condiciones no puede mantenerse el llamado “contrato generacional”.
Pero tampoco la oposición está en España a la altura de las circunstancias. En una democracia, el papel de la oposición no se agota en intentar derrocar al Gobierno para conseguir ella el poder. Una oposición democrática consiste también en aportar propuestas para el mejor gobierno de la nación, en insistir en el parlamento en tales propuestas y denunciar como incompetente al Gobierno, que ni siquiera se tome la molestia de discutir las propuestas en el parlamento. Zapatero ha lanzado en repetidas ocasiones la oferta de pactos con el PP. ¿Por qué escurre el bulto Rajoy? Un país no puede sufrir las consecuencias de la ambición de poder de uno y la obstinada ambición de poder del otro, que parecen ver en la política no el servicio al bien común, sino la necesidad de apuntalar unas confusas identidades.
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