sábado, 20 de marzo de 2010

Eutanasia

Eutanasia

Eutanasia viene de las palabras griegas eu , que significa bueno y thanatos (zánatos); muerte. Quiere decir que se facilite la muerte voluntaria de una persona, que padece de una enfermedad incurable, que le causa grandes dolores y cuyo óbito caber esperar en un mediano o largo plazo. También se discute sobre la eutanasia en pacientes largo tiempo en coma, (incluso años), que son mantenidos artificialmente en vida entubados.

En torno a la eutanasia existe una gran polémica en la que participan los enfermos, sus familiares, los médicos y los jueces. La mayoría de los pacientes y sus familiares están de acuerdo con la eutanasia; los médicos y los jueces están divididos. Quien mantiene una postura férrea contraria a la eutanasia es la Iglesia, que no siempre se ha distinguido por su respeto a la vida. Por no ir más lejos, recordaremos que Pío XII era amigo de Hitler y de los nazis, que practicaban la eutanasia, especialmente en enfermos mentales. También fue amigo del criminal de guerra Franco y no turbaron demasiado sus sueños los fusilamientos de republicanos ordenados por el dictador después de acabar la guerra civil española (1936-1939).

En Europa, Suiza es el único país donde está permitida la eutanasia, pero bajo severas condiciones previas, recogidas en un formulario que el paciente (o uno de sus allegados) ha de rellenar y firmar. Para la eutanasia hay en Zurich un instituto llamado”Dignitas”, que garantiza la muerte humana y digna del enfermo incurable. El enfermo es introducido en una habitación, como en un hotel, muy acogedora. Hay una cómoda cama, en la que se acuesta el paciente. En la mesilla de noche hay un vaso con dos sustancias mezcladas: un barbitúrico y otra sustancia que es la que produce el óbito. Cuando el paciente ingiere el contenido del vaso, una gran paz se apodera de él, una paz que poco a poco se va convirtiendo en profundo sueño. Una vez dormido, actúa la otra sustancia de manera que el enfermo cruza la tenue línea entre la vida y la muerte sin enterarse de nada. El Instituto se encarga de los pertinentes trámites, siendo lo usual, por la sencillez de las formalidades, que el cadáver sea incinerado. Acuden muchos extranjeros a Zurich a “dormir los últimos minutos”.

Curiosamente, de las enfermedades crónicas e incurables admitidas en Zurich, está excluida la depresión, aunque una depresión incurable es motivo de muchos sufrimientos psicosomáticos, disminuye casi al máximo la calidad de vida del paciente, que se ve forzado a veces a vegetar como un inválido, y causa gran tristeza en sus seres más allegados, que le ven sufrir impotentes, sabiendo que no pueden ayudarle.

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