Nadie puede tacharme de anti sindicalista y reaccionario. Pero no me convencen las huelgas generales nacionales. Ahí están los griegos. ¿Qué han conseguido hasta ahora con sus huelgas casi generales? A mi parecer estas huelgas crean aún más problemas socioeconómicos, cuyo peso, como siempre, lo tendrán que soportar a la postre las clases humildes y los primeros escalones de la clase media.
Ante un capitalismo internacionalmente bien coordinado, sería más efectivo realizar una huelga general de varias jornadas simultáneamente en todos los países afectados por la crisis capitalista. Pero los sindicatos, aun coordinados a nivel de la UE, no disponen de los ingentes fondos para paliar los efectos desastrosos si dejan de fluir sueldos y salarios por el cierre patronal. Sólo si el capitalismo viese mermar su lucro, lo único que le importa, estaría dispuesto a la negociación.
Cómo se las juega el capital, lo tenemos en España, sin ir más lejos, donde los bancos han estado casi regalando hipotecas para que todo el mundo tuviese vivienda de propiedad. Un amigo alemán me comentaba que España era uno de los países de Europa con más viviendas propias. Pues bien, desde que se ha cerrado la espita de los créditos y las hipotecas “para todo el mundo”, ya desde los tiempos de Zapatero, al estallar la burbuja del ladrillo, se está adoptando en toda España la durísima medida de los desahucios, poniendo a los habitantes de las viviendas de hipoteca de patitas en la calle, sin que nadie se preocupe cuál será la suerte de estos desdichados, familias enteras. Sólo con la escalada de estas trágicas muertes, el gobierno de Rajoy parece haberse alarmado y quiere adoptar urgentes medidas.
Volviendo a las huelgas (el suicidio es la máxima expresión de protesta): a mi parecer son más efectivas las huelgas puntuales en educación, sanidad pública y, no en último lugar, como ya hemos indicado, en el trágico sector de la vivienda.
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