Diferentes estudios han demostrado que las personas bellas llegan más lejos en su trabajo, consiguen mejores remuneraciones y disfrutan de una vida social más intensa y agradable. En general, ser guapo tiene ventajas. Salvo si se trata de casos de violencia de género en los que se dirime si una mujer ha matado a su marido.
Según un estudio de la Universidad de Granada publicado en ‘The European Journal of Psychology Applied to Legal Context’, los consultados atribuyen mayor responsabilidad de un posible asesinato a una mujer que es presentada como atractiva que cuando es presentada como “no atractiva”.
Para realizar el estudio, que se publica también en el SNIC (Servicio de Información y Noticias Científicas), se redactaron dos tipos de historias ’ficticias’ sobre un proceso judicial en el que la protagonista era una mujer acusada de matar a su marido y que había declarado en su defensa haber sufrido una larga historia de maltrato y que, por tanto, cuando lo mató actuó en defensa propia. En una de las historias la descripción de la mujer encajaba con el estereotipo de maltratada y en la otra no.
“De esta manera, teníamos a la mitad de los policías que leían un relato en el que la acusada era una mujer joven, maltrecha, deteriorada físicamente y de aspecto frágil, con hijos y económicamente dependiente de su pareja. Y la otra mitad leyó la historia de una mujer sin hijos, asesora financiera, casada durante 10 años y que durante el proceso judicial se presenta bien vestida, decidida y calmada en su interacción con el juez y los abogados”, explican los autores.
“Los resultados mostraron que cuando se presentaba a los participantes a una mujer maltratada no prototípica, es decir, que no encaja con la idea que la sociedad tiene de este tipo de mujeres, se le atribuía un mayor control de la situación, lo cual, en términos legales, se puede traducir en una mayor culpabilidad”, aseguran los investigadores.
La otra variable que relacionaron con la valoración que el ‘jurado’ hacía del caso es el sexismo de los participantes. En este sentido, los que tenían mayores puntuaciones en sexismo hostil –denominado también sexismo tradicional o machismo– eran los que mayor control de la situación otorgaban a la acusada.
La muestra empleada en la encuesta fueron 169 policías pertenecientes a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. La mayoría eran varones –153 hombres y 16 mujeres– procedentes de diversas ciudades españolas.
Fuente: El Correo de Bizcaia (elcorreo.com)
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