La canciller alemana, Angela Merkel, ha venido hasta ahora blandiendo la batuta ante os demás países europeos, como el único país, cuyo gobierno había sabido manejar la crisis. Los países de la UE, menos Francia, miraban fascinados al “gigante alemán” y los diarios de por sí críticos con Alemania, aventuraban la suposición de que Berlín tal vez consiguiera lo que no pudo hacer Hitler, es decir, el dominio de Europa a través de la potencia económica. Parece ser que los sueños de grandeza de Frau Merkel se están disipando. La agencia de calificación Moody’s rebajó la noche del pasado lunes la calificación de la deuda de Francia desde la matrícula de honor “AAA” hasta el sobresaliente alto o “Aa 1” Un paso similar es temido en Alemania, donde aparece ya el riesgo de su crecimiento económico. Incluso la prensa alemana, tan poco piadosa con España, no descarta ya la recesión.
Angela Merkel ha creído poder vender su modelo de austeridad a los demás países de la UE. El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, es uno de los alumnos más aplicados de Frau Merkel, y así van las cosas en España. Las huelgas y manifestaciones se suceden, con millares de manifestantes. La receta de Merkel no cuaja en España, como tampoco cuajó en Grecia ni cuajará en Italia ni en Francia, país que parece ahora ser enfocado por Moody’s. Las cuentas no cuadran: la fórmula de Merkel de rebajar los ingresos, se vuelve contra el propio país. Cuanto menos gane la gente, menores serán las compras a Alemania, país de exportación (el mercado chino parece dar síntomas de contención). Tampoco la genial idea de los “mini-jobs” es una vía para la solución del candente tema del paro. El “mini-job” ofrece trabajo por un periodo limitado de tiempo con un salario o sueldo “basura”. Con esto, que también parece agradar a Rajoy, no se soluciona ninguna crisis, sino que se aumenta.
Tal como están las cosas, y habida cuenta de la bajada en calidad de los políticos, ni un Ludwig Erhard, considerado como el padre del milagro económico alemán, podría sacar a Alemania (y a Europa) del atolladero. En cuanto a Rajoy, de aferrarse a la política económica alemana, volverá a hacer de España un país de campesinos, camareros y emigrantes. La tendencia ya ha comenzado.
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