Ayer por la tarde, España asistía atónita a esa marea blanca de trabajadores y usuarios de la sanidad pública que marchaban pacíficamente por las principales arterias de Madrid a golpe de silbato. A la cabeza, los sindicatos CC.OO., UGT, AMYTS, CSIT Unión Profesional, USAE y SATSE que habían convocado la marcha. El lema de las pancartas no dejaba lugar a dudas: “La sanidad pública no se vende, se defiende” o “Salvan a los bancos, cierran hospitales”, “Roban la sanidad”, “No a los recortes”, “Defiende tu salud”, “Salud pública”, “Sanidad se vende”.
No se trataba aquí de hordas marxistas que habían tomado la calle, sino de una masa de miles de médicos, enfermeras, empleados de hospitales y pacientes que protestaban contra el desmantelamiento de la sanidad pública. Los manifestantes (muchos, en bata blanca) llevaban también carteles que indicaban su lugar de trabajo: Hospital 12 de Octubre, Hospital Santa Cristina, Instituto de Cardiología y Hospital Severo Ochoa de Leganés, entre otros.
Las reivindicaciones de los participantes, plasmadas en un manifiesto conjunto al que se dio lectura al final de la manifestación, exigía la retirada del mal llamado plan de sostenibilidad del sistema sanitario, que supondría la desaparición de 27 categorías laborales y recortes de plantilla en los centros sanitarios, estimados en más de 7.000 puestos de trabajo. Según ese mismo manifiesto, no es cierto que la externalización de los seis hospitales nuevos y del 10 por ciento de los centros de salud garantice el carácter público del sistema sanitario, ya que ello supone que "empresas privadas que persiguen el beneficio y el dividendo empresarial" gestionen los recursos habilitados por el presupuesto regional. También se rechazaron los planes de especialización del Hospital de la Princesa y el Carlos III puesto que, en opinión de los autores del documento, el conjunto de medidas sanitarias supondría una reducción de la atención sanitaria actual y una "agresión" al sistema sanitario público.
Pues que quieren que les diga, a mí tanto la protesta en sí como las peticiones de los componentes de la concentración me parecen de lo más razonables. No es de recibo que la Comunidad de Madrid siga adelante con sus planes de privatización de la gestión de seis hospitales y 27 centros de salud, cargándose así de un plumazo una sanidad pública universal y gratuita, conseguida a base de sudor y lágrimas.
Margarita Rey
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