Según la Encuesta de Población Activa (EPA), en el último trimestre, el 25% de los trabajadores no halló empleo. Esto significa que 5.778.100 españoles esperan una oportunidad laboral. En España se es muy dado a la grandilocuencia. Si un concierto local de cuatro gatos ya es un evento, el 25% de parados es elevado a la categoría de “tasa histórica”. Sí, histórica para quienes sepan o puedan recordar. La España “una, grande y libre” del ex presidente del Gobierno, José María Aznar, a quien siempre se le ha visto el plumero falangista, se vuelve a dividir en las dos Españas de Antonio Machado: una la de los emigrantes; la otra, la de los camareros. Hay una tercera España de paso: la de los turistas que disfrutan de la grandeza y la libertad de España, un país que en algunos sectores, como el de la diversión y las borracheras, supera a más de uno de nuestros “amigos” europeos.
Como a últimos del XVIII hasta casi todo el siglo XX, volverá España a ser un país de emigrantes, si los demás países están en condiciones de acogerlos. 5.778.100 parados: ¿Quién no sueña con hacer la maleta y decir adiós a España, país de los ricos, de los escándalos financieros, los políticos que no saben hacer política democrática y sólo utilizan el quehacer público para los propios bolsillos? Eso sí, las maletas ya no serán de cartón atadas con una cuerda. Serán rígidas o de nylon ultraresistente y tendrán ruedecitas. En esas cosas hemos progresado mucho. Pero algo ya muy antiguo volverá a tener actualidad: la canción El Emigrante, de Juanito Valderrama.
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