Ahora, que lo que se estila es poner a la policía a bajar de un burro, como si ellos no fuesen simples trabajadores (muchos de ellos mal pagados para peligrosidad de las funciones que desempeñan), uno de sus miembros nos dio ayer una prueba palpable de que también ellos tienen su corazoncito y se solidarizan con situaciones extremas que están al orden del día en la población española.
Me estoy refiriendo a ese policía que ayer, en la manifestación ante la sede madrileña de Bankia en la Plaza Celenque de miembros y seguidores de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca que reclamaban la dación en pago, no tuvo reparos en acercarse a una de las mesas y estampar su firma en uno de los pliegos de apoyo a los damnificados. Los manifestantes denunciaban la política “torticera” (término utilizado en un informe de siete jueces valencianos sobre el comportamiento de la banca en el tema “deshaucios por impago de la hipoteca” conocido ayer) de los bancos en general y de Bankia en particular.
De lo cual se infiere que no se debe meter en el mismo saco a honestos policías que cumplen con su deber y a esos “guardianes de la ley”, que si bien muy presionados por sus superiores y sobrepasados por las masas aullantes a su alrededor, hacen un uso desmesurado de las porras contra los manifestantes.
¡Bravo señor policía anónimo! Ha demostrado ser una gran persona al hacer sólo lo que le dictaba el corazón. Desde aquí, mi agradecimiento por algo que todos deberían sentir: humanidad y lástima por esas miles de personas que han perdido lo más importante para las familias, tener un techo sobre sus cabezas.
Margarita Rey
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