jueves, 6 de septiembre de 2012

Leído en la Prensa: Verdades como puños


Ante la inminente visita de la canciller alemana Angela Merkel , nos gustaría que leyesen el certero artículo de Daniel Reboredo , historiador y colaborador asiduo de numerosas publicaciones del grupo Vocento (ABC, Diario Vasco, El Correo, La Verdad, El Diario Montañés, etc.) que bajo el título “La falacia del modelo alemán” se publicó el pasado mes de febrero en “El Diario Vasco” y que no han perdido ni un ápice de actualidad y que, hoy más que nunca, sigue siendo vigente. Citamos:

“El estallido de la crisis del euro en 2010 ha situado a Alemania en el centro de todas las decisiones y de todas las críticas. La mayor economía europea desde que se inició el proceso de integración padeció un 'momento unipolar' desde el comienzo de citada crisis, ya que ninguna solución a la misma era posible sin o contra Alemania. Dos décadas después de la costosa reunificación ha surgido un país más nacionalista que ha sustituido a la vieja República Federal, la que se asentaba en el capitalismo de Renania y en la economía social de mercado, con un sistema político fundamentado en el consenso, una distribución relativamente equitativa de la riqueza nacional, un robusto sindicalismo y un sólido cuerpo social asentado en un buen sistema educativo y en una sanidad pública de alto nivel.

El 'modelo renano' se remonta a 1976 cuando el entonces canciller Helmut Schmidt acuñó la expresión 'Modell Deutschland' y lo presentó como remedio contra la crisis de los años setenta del siglo pasado. Caracterizado por unas formas de gobierno corporativo y finanzas basadas en vínculos personales, una estructura interna caracterizada por el acuerdo más que por la relación jerárquica de los agentes y socios, un sistema de relaciones industriales que apoyaba la producción de calidad y la acumulación de experiencia en la empresa mediante altos patrones de empleo, una educación y un sistema de formación que combinaba cualificaciones específicas de la empresa y estándares para toda la industria definidos corporativamente y, finalmente, un sistema de relaciones entre empresas que favorecía la transferencia de tecnología, hace años que pasó a la historia. La citada reunificación, la crisis punto.com y la gran crisis actual lo han transformado en algo diferente.

La primera, en 1990, fue un duro lastre para la economía alemana, con mucho paro y la casi total desindustrialización del Este. Un billón de euros fue el coste de la misma y sólo gracias al euro, y a las enormes ventajas para la exportación que éste les ofreció, consiguieron superarla. La segunda, pocos años después, llevó al Gobierno socialdemócrata y verde del canciller Gerhard Schröder a reformar el mercado laboral, flexibilizándolo, con el 'Job-Aqtiv-Gesetz' de 2000, las ideas de la 'Comisión Hartz' en 2002 y la Agenda 2010 a la que siguió la doctrina de 'Fördern und Fordern' o de apoyo y consulta sobre nuevos desafíos. De acuerdo con esta estrategia el paro se reduciría combinando tres elementos: la creación de nuevos puestos de trabajo (la mayoría con salarios bajos), la promoción del empleo por cuenta propia mediante subsidios, mayores incentivos o medidas coercitivas para aceptar trabajo y la mejora, en parte privatizada, de las agencias del mercado laboral. Se marginaban claramente las políticas macroeconómicas y se 'responsabilizaba', como ocurre ahora en toda la Unión, a los trabajadores. Las reformas del Gobierno Schröder desplazaron el modelo alemán hacia la desregularización institucional y hacia una estrategia de precios competitivos incluyendo salarios moderados, recortes fiscales y consolidación fiscal, aunque su principal objetivo siguió siendo fomentar el crecimiento a través de las exportaciones. Social y económicamente, se alejaban la inclusión, la participación y la igualdad sociales.

La tercera, la gran crisis actual, alcanzó a Alemania a finales de 2008 y lo hizo por dos vías, la financiera (muchos de sus bancos estaban sobreexpuestos a operaciones especulativas tóxicas, principalmente en EEUU e Irlanda, y otros tuvieron que ser rescatados) y la del comercio (su industria de exportación sufrió mucho por la caída de la demanda internacional). Aunque el modelo económico alemán fue duramente golpeado por la crisis, demostró su resistencia. Su mismo núcleo, la disponibilidad de todos los principales agentes interesados en trabajar juntos para garantizar el valor de las exportaciones de la industria alemana, sobrevivió a la prueba más fuerte que nunca. Claro que todo esto ha sido posible gracias a que el llamado 'modelo alemán' es la adaptación antisocial y neoliberal realizada en los últimos veinte años en Alemania.

Al margen de subterfugios, en la Alemania de 2012 y su reducido desempleo, se trabaja igual que en la que tuvo unas cifras de paro mayores. Lo único que ha cambiado ha sido la distribución y el reparto del tiempo de trabajo y del cómputo del desempleo. Esta engañosa táctica ha hecho desaparecer a más de un millón de parados a costa de que donde antes trabajaba uno en condiciones dignas, ahora trabajan más aunque éstas sean precarias. Más de 8 millones de personas en trabajos eventuales, 'mini-jobs' y 'autónomos inestables' son la imagen oculta del 'modelo' y de ahí que se haya creado un mercado de trabajo paralelo, unido al desempleo que lleva inexorablemente a la pobreza.

El país que era el paradigma social de la justicia distributiva se ha transformado en un erial de la desigualdad más extrema, eso sí enmascarada, y de los 36 millones de asalariados que tienen un trabajo sólo 23 'disfrutan' de un contrato de trabajo normal. Más de 1 millón de trabajadores ganan menos de cinco euros brutos por hora de trabajo y 2,4 millones tienen un salario bruto que oscila entre los 5 y los 7 euros y medio a la hora. Esta Alemania también existe aunque se camufle, se disfrace y se silencie. Esta Alemania es el 'despojo', y también parte de los cimientos, del coloso alemán que critica sin misericordia alguna a sus socios de la Unión por incumplidores y a los que exige sacrificios sin reconocer los beneficios que de los mismos extrae para sus saneados balances. Alemania no tiene 'proyecto europeo'. Alemania también tiene sus miserias”.

Fuente: El Diario Vasco (diariovasco.com)
Autor: Daniel Reboredo

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