martes, 18 de septiembre de 2012

Leído en la Prensa: Bella historia de amistad


Esta historia va de dos amigos. Uno es un perro artrítico de 19 años que solo cuando se sumerge en el agua deja de sentir la tortura de sus viejos huesos. El otro, un hombre que devuelve el cariño que durante dos décadas le ha dado el animal y que lo mantiene a flote, en brazos. Schoep está enfermo y cada día, al atardecer, John Unger lo lleva al lago de Bakefield en Wisconsin y lo mantiene sobre el agua hasta que el perro se queda dormido con la cabeza en su pecho. La imagen que caza la escena, firmada por la fotógrafa Hannah Stonehouse Hudson (https://www.facebook.com/stonehousephoto), ha dado la vuelta al mundo y se ha convertido en un viral que habla sobre la amistad irrenunciable entre hombre y perro.

Unger cumple esa ceremonia desde que el veterinario le dijo que el mestizo pastor que le había acompañado durante media vida sufría tremendos dolores por una severa artritis y una displasia de cadera, dos males comunes a los canes de avanzada edad. Supo también que el agua y la falta de gravedad mitigaban los pinchazos de las dos enfermedades, así que tomó a Schoep y lo introdujo en el lago. Lo tomó en brazos, le susurró como a los viejos amigos y el perro se quedó dormido. Desde entonces repite diariamente ese momento de intimidad.

Cuando le preguntan a Unger por qué lo hace, responde que el perro ha sido su compañero de aventuras durante 20 años y que ha cuidado de él siempre. Ahora le devuelve el favor. Fue justamente al borde del agua cuando vivieron uno de sus momentos vitales. Fue hace mucho. John lo adoptó en un refugio cuando solo era un cachorro maltratado y desconfiado con los humanos. Tardó meses en creer en su nuevo dueño, pero se hicieron inseparables. Un año después, Unger y su novia se separaron y él cayó en una profunda depresión. Una noche, pensando en acabar con su vida, se acercó al lago. No sabe explicar cómo Schoep le hizo ver con su mirada que tenía que seguir adelante, así que dio media vuelta y juntos volvieron a casa. El perro no durmió en toda la noche. «Me estaba vigilando», explica su dueño.

¿Cómo una historia tan íntima llega a dar la vuelta al mundo? La fotógrafa Hannah Stonehouse aún no se lo explica. Acostumbrada a trabajar con escenas de animales, retrató el momento de Unger y Schoep y lo colgó en su muro de Facebook. En pocas semanas, la han compartido más de un millón de personas y se ha convertido en uno de los virales más tiernos de la cortísima historia de las redes sociales.

A Stonehouse ya le siguen miles de personas y cientos han querido ayudar a Schoep. Cuando hace un par de semanas John Unger acudió al veterinario, habían llegado centenares de donativos, premios, juguetes y medicamentos para su perro. «No sé cómo dar las gracias porque no sé quiénes son los que nos ayudan», ha declarado el dueño, que no sabe cuánto tiempo le queda junto a su amigo. «Solo sé que siempre estaré ahí para ayudarle».

Fuente: Diario Sur
Autor: Francisco Apaolaza

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