viernes, 28 de septiembre de 2012

Leído en la Prensa: La hora estelar de los ventajistas



La crisis es, parafraseando a Pavel Kohout, la hora estelar de los ventajistas. La energía liberada por la desesperación, la desconfianza, el miedo o la frustración colectiva, a merced de los manipuladores se convierte en un polvorín emocional. En definitiva, toda esa energía no se crea ni se destruye pero se transforma con facilidad por los hilos superconductores de la crisis en el triunfo de la demagogia rampante, la melodía seductora de los populismos, los mesianismos de saldo. Bajo el plomo de la crisis a quién le extraña que los periódicos aparezcan llenos de banderas secesionistas, el Congreso blindado entre proclamas de asaltos y shows policiales, los dirigentes del país volcados en debates estériles mientras desmontan el Estado del Bienestar sin tocar el aparato del poder... El viento sopla muy a favor para los ventajistas. Lo que Mas llama «tiempos para jugársela».

La operación de Mas ha sido, a escala y con trajes de mil quinientos euros, otra versión de Gordillo aprovechando el malestar colectivo para dar gato ideológico por liebre sin soluciones. Va a arrasar con el lema implícito de 'Catalán, ¡España se lleva lo tuyo!'. Identificar la crisis con 'el otro' como culpable desde el redentorismo nacionalista, como hizo por cierto el nazismo, resultará muy rentable. Y Mas sabe además que enfrente no tiene hombres de Estado capaces de apelar a la autoridad moral con argumentos, sino dirigentes de regate corto aferrados a mantras retóricos y eslóganes previsibles demasiado huecos. Su órdago es más fácil con un presidente al que solo se le ocurre decir 'algarada' ante la Diada, otra brillante respuesta tras los años del buenismo tinellista de Zapatero. Al fin queda un escenario esperpéntico; esta huida hacia delante de independencias y nacionalismos cuando la UE va a fagocitar la soberanía del país y desarticular la estructura de Estado a cambio del rescate. Es lo que hay.

La crisis debería haber sacado la mejor versión del país, o por de pronto de los líderes del país. No es imposible. Estos días, forzados a mirar a la Transición con la muerte de Carrillo y los ochenta de Suárez, puede revisitarse aquel proceso que quizá haya sido realmente, como se ha escrito, la única gesta nacional con hechuras de épica histórica en la modernidad. En la estela de la dictadura existió tolerancia para respetar al otro sin llevar cada error a la trinchera; asumiendo que no eran solistas sino parte de una orquesta ante la partitura de la concordia. Claro que la comparación de Suárez con Rajoy, Felipe con Rubalcaba, Fraga con Rosa Díez, Tarradellas con Mas, Carrillo con Cayo Lara. En fin, tal vez aquellos no fueran mejores, pero estaban dispuestos a hacerlo mejor. O sea, sí eran mejores.

Fuente: Diario Sur
Autor: Teodoro León Gross

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