martes, 16 de octubre de 2012

Pincelada: Dink


Nunca te acostarás sin saber (o haber aprendido) algo más. Así me sucedió a mí el otro día cuando estaba viendo la televisión alemana y salió a colación una palabra de nuevo cuño que también se usa en nuestro idioma.

Se trata de la palabra “dink” que proviene del inglés y está formada por las iniciales de double income, no kids (ingresos dobles, sin hijos) o “dinky”: double income, no kids yet (ingresos dobles, sin hijos todavía) para referirse a aquellas parejas que, trabajando los dos, prefieren no tener descendencia (de momento) para poder disfrutar mejor de la mayor calidad de vida que les proporciona sus dos sueldos. Generalmente son personas de un perfil socioeconómico bastante alto, volcadas en sus respectivas carreras, lo que les deja poco tiempo para ocuparse de otra cosa más allá de las intensas relaciones sociales, derivadas mayormente de sus actividades laborales y que les sirven para autopromocionarse.

Esa particular forma de vida tan hedonista les ha valido no pocas críticas por parte de grupos más tradicionalistas dentro de nuestra sociedad, que les tachan de yuppies egoístas, consumistas e insolidarios. La cultura “dinky” está también muy ligada a las parejas homosexuales, lo que les convierte en un blanco ideal para los dardos envenenados de los sectores más conservadores de la Iglesia.

Sin embargo, sería injusto referirse a los “dink” como personas inmaduras y egoístas. No pocos de entre ellos son generosos y tienen una vena altruista y humanitaria que les hace apoyar causas justas como “Unicef”, “Médicos sin Fronteras” o uno de los muchos “Bancos solidarios” que han brotado a la sombra de esta crisis mundial que nos azota.

Lo que sí es cierto es que los expertos de marketing hace ya tiempo que han descubierto a los “dink” como objetivo preferencial debido a su alto poder adquisitivo. Fabricantes de automóviles de alta gama, diseñadores, joyeros, hoteleros, todos ellos les han puesto en su punto de mira como grupo de clientes en potencia a la hora de presentar sus costosos productos ideados para un público muy exclusivo y exigente.

A mi modo de ver, si los “dink” se han decidido por un estilo de vida diferente al de la tradicional familia que todos conocemos, eso sólo les incumbe a ellos: es su libre elección y su proyecto de vida. Quizás sean más sinceros que otras parejas que no se pueden ni ver pero que permanecen juntas por conveniencia o por los hijos que tienen en común. Ellos, sin embargo, permanecen juntos por decisión mutua, y no por las reglas impuestas por nuestra sociedad. Son ambiciosos y realistas, amantes de su libertad, pero también responsables y comprometidos. Y si se decantan por una mayor calidad de vida ¿qué hay de malo en ello? No seré yo quien tire la primera piedra.
Margarita Rey







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