miércoles, 25 de julio de 2012

Tema de hoy: Fallece Peces-Barba



A los 74 años de edad, falleció ayer martes, en el Hospital Central de Asturias, Oviedo, el destacado político Gregorio Peces-Barba, ex presidente del Congreso de los Diputados y uno de los siete “padres” de la Constitución de 1978. Con el óbito de Peces Barba, el número de los “fundadores” de la Constitución queda reducido a tres.

Gregorio Peces-Barba Martínez nació en Madrid el 13 de enero de 1938. Estudió el Bachillerato en el Liceo Francés de esta ciudad. En la Universidad se matriculó en Derecho, en la UCM, donde se licenció y doctoró con sobresaliente con una tesis sobre el filósofo Jacques Maritain. Posteriormente, se licenció en Derecho Comparado en la Universidad de Estrasburgo.

Entre 1963 y 1975, ya de regreso a España, participó como abogado defensor en varios procesos ante el desaparecido, odioso y odiado tribunal político de la dictadura, Tribunal de Orden Público (TOP), así como en varios consejos de guerra, en los cuales se esforzó con idealismo por defender a reos ya de antemano condenados, destacando también por su valiente defensa de los Derechos Humanos y del sistema democrático como forma de gobierno para nuestro país, algo realmente peligroso por aquel entonces.

En 1963 participó en la fundación con su maestro, Joaquín Ruiz Giménez, en la fundación de “Cuadernos para el Diálogo” que retaba al régimen con artículos éticos, sociales, democráticos y socialcatólicos, que eran una espina en los ojos de Franco y de sus obispos fndamentalistas. Peces-Barba fue detenido y encarcelado varias veces como alma visible de la publicación. Pero también en 1971, Peces Barba era encarcelado por la inquina que sentían por él destacados secuaces del régimen, que hoy son demócratas de toda la vida. En 1972, ingresó en el PSOE en la clandestinidad.

Según El País de ayer: “A Peces-Barba no le gustaba hablar de ello, pero mantuvo siempre una espina en su corazón: la brutal e incomprensible campaña contra él que desarrollaron algunas asociaciones de víctimas del terrorismo, con el visto bueno del Partido Popular, cuando en 2004 el presidente José Luis Rodríguez Zapatero le nombró Alto Comisionado para el Apoyo a las Víctimas de Terrorismo, algo que le dejó una herida difícil de cerrar. Nunca comprendió que sus antiguos compañeros populares no salieran, enfadados, en su defensa y dieran fe de que nadie más decente que el viejo experto en derechos humanos para cuidar la memoria de las víctimas. Alguna vez explicó, en voz baja y sin estridencias, que aquel suceso era un síntoma del peligroso deterioro que había ido experimentando la vida política española. El deterioro de la vida democrática española fue hasta el fin de sus días su principal preocupación”.


Descanse en paz.

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