viernes, 13 de julio de 2012

Leído en la Prensa: Rajoy adelgaza

Rajoy pierde peso en la báscula y España pierde peso en Europa

La UE quita competencias a Guindos y España deberá cumplir exigencias como la subida del IVA

La fulgurante dieta de adelgazamiento de Mariano Rajoy, cada día más chupado, más larguirucho, con claras muestras de déficit de peso, llega con retraso. Podría haber sido comercializable hace un par de meses, en plena campaña de "operación bikini".


Los ministros de Economía de la UE han pedido al Gobierno de Mariano Rajoy que adopte "sin demora" ajustes "adicionales" en 2012 para compensar las desviaciones presupuestarias registradas en la primera mitad del año.

Esta es una de las condiciones que el Ecofin exige a España a cambio de la concesión este martes de una prórroga de un año, hasta 2014 en lugar de 2013, para corregir su déficit excesivo y situarlo por debajo del umbral del 3% del PIB.

Además, el Ejecutivo de Mariano Rajoy deberá estar preparado para "adoptar nuevas medidas si llegaran a materializarse los riesgos que pesan sobre los planes presupuestarios y acelerar la reducción del déficit en 2013 y 2014 si las condiciones económicas o presupuestarias resultaran mejores de lo esperado".

Pero ahora calienta el sol ahí en las playas y, cada español y cada española que todavía puede permitirse el lujo de tomarlo, este nuevo verano de nuestros descontentos, o ha bajado lo que quería bajar o se ha resignado a aceptar sus "michelines" como animal de compañía.

RAJOY ANORÉXICO
El Presidente está delgado, ¿qué le ocurre al Presidente? Quizá sea producto de una táctica de Pedro Arriola, que le ha soplado al oído la buena imagen que se transmite predicando con el ejemplo. Es más fácil exigir a los ciudadanos que se aprieten más el cinturón, que pierdan poder adquisitivo, que expriman su imaginación en los supermercados, que se preparen para tsunami doméstico de IVA, si en cada aparición en público parece que le sobran unos centímetros más de traje, que le sube la "prima de riesgo" de las canas y se le hincha la bolsa debajo de los ojos a medida que se desinfla la Bolsa o la vida del Ibex 35.

UN PAÍS A DIETA
Al toro de Osborne, al Tio Pepe de la Puerta del Sol, se une ahora, como símbolo nacional, el caballero de la triste figura al que llamamos Rajoy. Es el primer síntoma de la inevitable dieta de adelgazamiento del Estado. El PSOE y la oposición, en general, están en su legítimo derecho de plantearlo en sociedad como una recurrente opción ideológica de la siniestra derechona.

Sobre todo si Cristóbal Montoro, el doctor encargado de prescribir la terapia, es tan torpe explicando a 47 millones de pacientes, con distintos pronósticos de gravedad, las causas y los efectos del jarabe de palo del IVA, los motivos para extirpar una parte de la Administración Pública, la autonomía como una enfermedad vírica, la contratación en negro un mal endémico sin antídoto y la quimioterapia indiscriminada a la España enferma y la España sana.

ESPAÑA ELIMINADA DE LA EUROCOPA ECONÓMICA
Es verdad que España está prácticamente eliminada de la Eurocopa económica. Que estamos de rodillas, sin poder contener las lágrimas, como Balotelli enfundado en la misma camiseta de Draghi, el Presidente del BCE, que le ha hecho esa indiscreta y alegórica confidencia a un colega italiano. Es verdad que ya no tenemos ni un solo español en la "selección ideal" de la burocracia económico/monetaria europea.

Es verdad que en economía, en política, en asistencias financieras, en sindicalismo, en iniciativa empresarial, en parlamentarismo, en ciudadanía, en cambios de juego educacional y tácticas defensivas en el sistema de Sanidad, estamos a años luz del tiki taka que acaba de deslumbrar al mundo.

Ni Rajoy es Vicente del Bosque, ni sus ministros son esos jugones bajitos, ni el pueblo español está preparado para ir de derrota en derrota y convivir con la humildad de pedir eurolimosna, tras cuatro años de victoria en victoria y con el ego colectivo por las nubes contemplando como "La Roja" levantaba copa tras copa.

REFORMA COLECTIVA
Aclarada esta diferencia entre el papel de España manejando la bola pequeña y el papel de España manejada por la gran bola del mundo, ha llegado el momento de plantearse seriamente la gran reforma de fondo, la sociológica, la política, la judicial, la administrativa, la del juego limpio colectivo, la de todos jugando a lo mismo y buscando un objetivo común, la de la ejemplaridad de los que mandan y los que quieren mandar y el comienzo desde cero de de los mandados, de una sociedad que no quiere apearse de una burra tetrapléjica que ya nunca más podrá andar.

Las reformitas de paso, coyunturales, como sacrificios humanos ofrecidos a una Europa insaciable, podrán ser pan para hoy, pero auguran hambre, mucha hambre para el mañana.

Cada vez que se dice ¡la fiesta se acabó!, los españoles lo traducimos a nuestra jerga y nos acostamos convencidos de que sólo ha sido aplazada. Eso retrasa la reconversión mental y la política imprescindible de fomentar una cantera nueva de políticos, empresarios, sindicalistas, profesionales, trabajadores, estudiantes, jueces, financieros, españolas y españoles que acaben convirtiéndose en jugones.

POLÍTICAS Y POLÍTICAS OBSOLETAS
Eso permite que veteranos irrecuperables, como Rubalcaba, se aferren a la trasnochada estrategia de una oposición haciendo la calle y provocando un atasco de "pataletas" en el Tribunal Constitucional. Es caldo de cultivo para ministros carrozas como Montoro, incapaz de distribuir juego a un pueblo que está desesperado porque no le llega un solo balón en condiciones. Es la consecuencia de que una Fátima Báñez no pare con el twitter, como consuelo ante su incapacidad para poner en movimiento a los parados.

Es lo que impacienta a Ana Pastor para que vuele el AVE en un país condenado a avanzar a pasos de tortuga. Es lo que está devaluando el Congreso de los Diputados, en los que los grupos se niegan a pasarse el balón y todos quieren jugar por su cuenta para erigirse en "Pichichis" en las próximas urnas, en vez de aspirar a la gloria colectiva y lejana en el tiempo de entrar en la historia.

Cada kilo de peso físico que pierde Rajoy, es el reflejo de cada kilo de peso que pierde España en Europa y en el mundo.

Debería ser una preocupación compartida, pero a veces da la sensación de que a media España le hiela el corazón y a la otra media se lo alegra, por sendas razones egocéntricas, endogámicas y mezquinas que pueden acabar dejando para nuestros descendientes un país en el que no quede piedra sobre piedra.

Fuente: Periodista Digital
Autor: Javier González Méndez

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