A la una de esta madrugada, con el tradicional “Pobre de mí” desde el balcón de la Casa del Reloj en la Plaza de los Fueros de Tudela (Navarra), se dará una multitudinaria despedida a la edición de 2012 de las tradicionales Fiestas de Tudela que han tenido lugar desde el día 24 hasta el 30 de julio.
No queremos entrar en detalles del espectacular programa de fiestas, sino centrarnos en un peculiar concurso conocido como "el feo de Tudela”. Pero no crean que nos estamos refiriendo a una extraña competición de personas poco agraciadas. No, en este caso se trata de tomates deformes, de esos que a ningún ama de casa que no fuese tudelana se le ocurriría comprar en el mercado. Porque la verdad es que los concursantes son feos con avaricia.
Este singular certamen fue creado por el Hostal Remigio de Tudela hace cinco años con el fin de potenciar una variedad de tomate típica de la zona, poco vistosa pero muy sabrosa. Lo que en un principio fue una idea un tanto estrafalaria, se convirtió en una atracción fija de los festejos gracias al éxito de público obtenido.
Según explicaba Luís Salcedo, cocinero del Restaurante Remigio y organizador del acto, a la prensa, “estos tomates están cultivados de manera tradicional; se les empezó a llamar popularmente 'tomate feo' en Tudela cuando entraron hace unas décadas al mercado otras denominaciones cultivadas de manera industrial (tomates más redonditos y lisos)".
Hay que decir que “el tomate feo” es un tomate ribero, prieto, muy carnoso y de intenso sabor. Su color habitual es el rojo vivo, aunque algunos ejemplares pueden tener tonos que van del rosáceo hasta el morado.
Como en años anteriores, los premios del concurso (dirigido exclusivamente a agricultores y hortelanos riberos que sólo pueden participar con dos tomates cada uno), han sido elegidos por un jurado que ha tenido en cuenta la textura, el sabor, el punto de maduración y el aroma de este popular fruto de la huerta. La dotación de éstos ha sido de 500 euros para el primer calificado, 200 para el segundo y 100 para el tercero. Además, un premio especial para uno de los asistentes votantes (en esta ocasión la feliz ganadora ha sido la Sra. Carmen Sanz), que ha recibido un jamón ibérico. Como en certámenes anteriores, los tomates han sido catados únicamente con sal, sin ningún otro tipo de condimento.
Una simpática iniciativa para fomentar y proteger los productos locales, quizás no tan bonitos de aspecto, pero desde luego mucho más gustosos que los ejemplares cultivados de manera industrial que estamos acostumbrados a ver en las grandes superficies.
Margarita Rey
No queremos entrar en detalles del espectacular programa de fiestas, sino centrarnos en un peculiar concurso conocido como "el feo de Tudela”. Pero no crean que nos estamos refiriendo a una extraña competición de personas poco agraciadas. No, en este caso se trata de tomates deformes, de esos que a ningún ama de casa que no fuese tudelana se le ocurriría comprar en el mercado. Porque la verdad es que los concursantes son feos con avaricia.
Este singular certamen fue creado por el Hostal Remigio de Tudela hace cinco años con el fin de potenciar una variedad de tomate típica de la zona, poco vistosa pero muy sabrosa. Lo que en un principio fue una idea un tanto estrafalaria, se convirtió en una atracción fija de los festejos gracias al éxito de público obtenido.
Según explicaba Luís Salcedo, cocinero del Restaurante Remigio y organizador del acto, a la prensa, “estos tomates están cultivados de manera tradicional; se les empezó a llamar popularmente 'tomate feo' en Tudela cuando entraron hace unas décadas al mercado otras denominaciones cultivadas de manera industrial (tomates más redonditos y lisos)".
Hay que decir que “el tomate feo” es un tomate ribero, prieto, muy carnoso y de intenso sabor. Su color habitual es el rojo vivo, aunque algunos ejemplares pueden tener tonos que van del rosáceo hasta el morado.
Como en años anteriores, los premios del concurso (dirigido exclusivamente a agricultores y hortelanos riberos que sólo pueden participar con dos tomates cada uno), han sido elegidos por un jurado que ha tenido en cuenta la textura, el sabor, el punto de maduración y el aroma de este popular fruto de la huerta. La dotación de éstos ha sido de 500 euros para el primer calificado, 200 para el segundo y 100 para el tercero. Además, un premio especial para uno de los asistentes votantes (en esta ocasión la feliz ganadora ha sido la Sra. Carmen Sanz), que ha recibido un jamón ibérico. Como en certámenes anteriores, los tomates han sido catados únicamente con sal, sin ningún otro tipo de condimento.
Una simpática iniciativa para fomentar y proteger los productos locales, quizás no tan bonitos de aspecto, pero desde luego mucho más gustosos que los ejemplares cultivados de manera industrial que estamos acostumbrados a ver en las grandes superficies.
Margarita Rey