Si el PSOE no se pone las
pilas y sintoniza con la actual realidad española, tendremos PP para rato. El
Partido Popular ha conseguido ocupar un mayoritario espacio político que va
desde el PP moderado y centrista hasta la extrema derecha. Hoy por hoy, y tal
vez en las próximas elecciones, el PP puede contar con la suficiente mayoría
para gobernar en solitario, aunque la situación sociopolítica y económica exige
la existencia de un tercer partido que
haga de bisagra entre el PP y el PSOE. El partido UPyD, que lidera la
entretanto popular política, Rosa Diez, podría ser ese tercer partido para los
millares de manifestante indignados por la Política del PP, bien en el sector
de la sanidad pública, o en el de la
enseñanza, las clases medias cada vez más pobres y más esquilmadas por el
gobierno del PP, y los deshaucios. Pero
UPyD no es de momento un peligro para la
hegemonía del PP y sí puede ser en el futuro, si no se derrumba antes, un
posible socio de coalición o de pacto.
UPyD sí es una seria
competencia para el PSOE, ya que el partido de Rosa Diez está ocupando los
espacios un tanto abandonados por el PSOE, empeñado todavía en la gran política
y el abandono de la ideología como partido obrero. Cierto. La labor para el futuro del partido socialista,
con poco más de los españoles dándole la espalda y votando a la derecha aliada
del capital, no va a ser fácil. Es preciso, de una parte, salvar los principios
de una clase obrera, que ya no se entiende como proletariado, sino como
consumidora. Y por otra parte, adaptarse a la realidad social, política y
económica, aspirando desde la izquierda a ese centro que actualmente copa el
Partido Popular. Y tal vez por mucho tiempo. Rubalcaba representa el pasado
felipista-guerrista. Ambos cumplieron magníficamente la ardua labor de llevar al gobierno, con
gran mayoría, a un partido pocos meses
antes prohibido por la dictadura, ilegal, y en la clandestinidad. El PSOE,
si quiere volver a ganarse a la mayoría de la sociedad española, tiene
que estar en condiciones de volver, en cuanto a dinamismo, a sus orígenes;
echarse más a la calle, informar en mítines y asambleas al público en general,
crear periódicos de barrios. Como se demostró en Alemania con el histórico órgano
del SPD (partido socialdemócrata alemán), “Vorwärts” (“Adelante”), la prensa de
partido apenas es leída y menos si se trata de un mamotreto de exaltación a los líderes o de auto-exaltación.
La triste realidad es que
el PSOE ya no es atractivo para los trabajadores y pequeños emprendedores, que,
tremendo error, creen que un partido conservador va a defender mejor sus intereses. Ya lo
están viendo. Un PSOE renovado tiene que dejar en el camino ambiciones
personales.
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